LECTIO DIVINA – DOMINGO VI DE PASCUA

LES DEJO LA PAZ, LE DOY MI PAZ

LA PALABRA HOY: Hechos 15,1-2.22-29; Salmo 66; Apocalipsis 21, 10-14.22-23; Juan 14,23-29.
Ambientación: Cirio pascual, adornado con flores blancas. Frase: Les dejo la paz, les doy mi paz
Cantos sugeridos: A Dios den gracias los pueblos (salmo 66)

AMBIENTACIÓN:
El Espíritu Santo, prometido por Jesús a sus discípulos, ofrece a quienes lo acogen la gracia de la comunión de vida con Dios y de la paz, en el sentido bíblico de dicha en plenitud. Motivados por estas promesas, caminemos hacia la nueva ciudad de Dios, donde habita el Cordero y donde tienen cabida todos los pueblos.

Oración inicial
Señor Jesús,
Tú nos prometes un defensor,
Alguien que nos recordará y aclarará
todo lo que Tú nos has dicho.
Ahora que vamos a reflexionar tu Palabra,
te pedimos que infundas en nosotros
ese Espíritu que nos prometes,
para que comprendamos
toda la dimensión y el sentido
de tus enseñanzas
para que siendo conscientes
de lo que nos dices,
vivamos en plenitud nuestra fe en ti,
siguiéndote y experimentando en nosotros,
tu presencia viva y transformadora.
Ven Señor, ven y llénanos de tu Espíritu
para vivir tu Palabra y así asumir
tu estilo de vida,
siendo y actuando como Tú.
Que así sea. 

LECTIO ¿Qué dice el texto? Juan 14,23-29

Motivación: Para que la comunidad no se quede sola, Jesús promete enviarle su Espíritu, así se podrá evitar el peligro de olvidar o tergiversar la auténtica palabra de Jesús; palabra cuyo cumplimiento es la única garantía de estar viviendo como verdadero discípulo suyo. Escuchemos.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que ustedes están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será q   guíen les enseñe todo y les recuerde todo lo que les he dicho.
La paz les dejo, mi paz les doy; no la doy yo coma la da el mundo. Que no tiemble su corazón ni se acobarde. Me han oído decir: “Me voy y volveré a ustedes”. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre es más grande que yo. Les he dicho esto, antes de que suceda, para que cuando suceda, entonces crean. 

Preguntas para la lectura:

  • ¿Cuáles son las recomendaciones que Jesús ofrece en este pasaje a sus seguidores?
  • ¿Cómo pueden los discípulos amar y mantenerse fieles a las palabras del Hijo?
  • ¿Quién les recordará y explicará todo cuando falte Jesús?
  • Jesús entregará a la comunidad otro don. ¿De qué don se trata? ¿Qué tiene de especial?

MEDITATIO ¿Qué ME dice el texto?  

Motivación: Como un día hizo con sus discípulos, también el Señor hoy nos recuerda que no estamos solos. El Espíritu continúa ayudándonos a comprender en profundidad sus enseñanzas para que la presencia del Padre y de Jesús sea plena en quienes los aman y en todo nuestro mundo. 

  • ¿Qué importancia le doy a la Palabra de Dios en mi vida?, ¿la tomo como alimento de mi vida y sustento de mi fe?
  • En nuestros problemas: ¿Dejamos al Espíritu Santo que nos recuerde lo que Jesús nos enseñó? ¿De qué manera podemos hacer eso?
  • ¿Cómo es la PAZ de Jesús? ¿Cómo es la PAZ del mundo?
  • En nuestra vida concreta de cristianos: ¿Sabemos vivir con la paz de Jesús? ¿Cómo podemos ofrecerla en los ambientes en que nos movemos?

ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: El Evangelio nos ha asegurado que el Espíritu Santo nos recordará y explicará todo. En ambiente de oración, nos dejamos enseñar por él, porque amamos a Jesús y queremos mantenernos fieles a sus palabras. 

  • Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o la súplica confiada. (Salmo 66).

CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: Para Vicente, el amor efectivo consiste en hacer las cosas que la persona amada manda o desea; de este amor es del que habla nuestro Señor, en el texto que hoy hemos meditado: 

“Amar a alguien, propiamente hablando, es querer su bien. Según esto, amar a nuestro Señor es querer que su nombre sea conocido y manifestado a todo el mundo, que reine en la tierra, que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo…

La señal de este amor, el efecto o el sello de este amor, hermanos míos, es lo que dice nuestro Señor, que los que le aman cumplirán su palabra. Pues bien, la palabra de Dios consiste en sus enseñanzas y en sus consejos. Daremos una señal de nuestro amor si amamos su doctrina y hacemos profesión de enseñarla a los demás. Según esto, el estado de la Misión es un estado de amor, ya que de suyo se refiere a la doctrina y a los consejos de Jesucristo; y no sólo esto, sino que hace profesión de llevar al mundo a la estima y al amor de nuestro Señor.” (XI, 736) 

  • Compromiso personal y comunitario: Ser dóciles a la enseñanza del Espíritu Santo para edificar nuestra vida familiar, comunitaria, parroquial… según el deseo de Dios.

Oración final
Tú, Señor, vives ya entre nosotros:
te advertimos en nuestro gozo,
te gustamos en nuestra caridad,
te sabemos presente en nuestro hermano.
Pero también somos caminantes:
te buscamos y te deseamos
y este anhelo alienta nuestros pasos,
acrecienta nuestra sed de ti.
En nuestra ruta concédenos:
crecer en nuestro deseo de ti,
constancia en tu búsqueda,
fidelidad a tu palabra que nos orienta.
De manera que podamos
alentar a muchos otros
en su búsqueda y camino
¡oh Señor, nuestra meta y recompensa!
AMÉN

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