LECTIO DIVINA – DOMINGO 22º TO –Ciclo C
LA HUMILDAD ES TODAVIA UNA VIRTUD
LA PALABRA HOY: Eclesiástico 3, 19-21.30-31; Salmo 67; Hebreos 12, 18-19.22-24; Lucas 14, 1.7-14
Ambientación: Una imagen o un icono de la Virgen “La humilde de Nazareth”.
Cantos sugeridos: El Magnificat
AMBIENTACIÓN:
Las lecturas de este domingo ponen ante nuestros ojos el tema de la humildad. El Señor prepara casa y mesa a quienes el mundo se las niega, el verdadero discípulo debe vivir como uno de ellos.
Oración inicial
Tu Reino, Señor, toma la forma de una mesa:
mesa de la acogida y de la fraternidad
donde nos sirves el vino bueno y abundante de tu plena alegría,
donde todos crecemos hasta la plenitud.
Tu Palabra, Señor, nos invita a ver nuestras mesas desde tu punto de vista;
desde ti, que no compartes nuestras ambiciones terrenas
y que nos propones tu misma entrega gratuita de amor.
Tú nos invitas, Señor, a participar en la fiesta de los pobres que tu Reino exalta y bendice;
allí nos recibes
si deponemos nuestro orgullo.
Enséñanos, Señor,
a ser como tú, a invitar y también a ser buenos invitados,
para que, identificados contigo,
nuestras mesas y todas nuestras relaciones
tengan desde ahora
el sabor del gran banquete del Cielo. Amén.
LECTIO ¿Qué dice el texto? Lc 14, 1.7-14
Motivación: La novedad de Jesús comienza con una profunda inversión de los valores que, vividos por el discípulo en este mundo, son anticipo del Reino que un día se manifestará en plenitud.
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer; y ellos lo observaban atentamente.
Notando que los invitados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola:
– Cuando te inviten una boda, no te sientes en el puesto principal, no sean que hayan invitado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que los invitó a ti y al otro y te dirá:
“Cédele a éste tu sitio”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al contrario, cuando te inviten, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga quien te invitó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Y dijo al que lo había invitado:
– Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado
Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.
Preguntas para la lectura
- ¿Qué está haciendo Jesús al comienzo del relato? ¿dónde está? ¿con quiénes puede estar acompañado?
- ¿Cuál es la actitud y la disposición que quiere transmitir e inculcar la enseñanza sobre los primeros lugares?, ¿qué pretende y qué busca con eso?, ¿en qué circunstancias uno puede actuar de esa manera?
- ¿A qué se refiere cuando nos dice: “el que se eleva será humillado y el que se humille será elevado” ?
- Hay dos fiestas ¿quiénes son los invitados? ¿quiénes deberían ser los invitados? ¿Cuál es la actitud del que invita? ¿cuál es la actitud de los invitados?
- ¿Humanamente hablando es lógico lo que se propone?
MEDITATIO ¿Qué ME dice el texto?
Motivación: Seguir a Jesús hoy nos impulsa, como a los primeros cristianos, a vivir los valores del Evangelio, contrarios tantas veces a los de este mundo. Busquemos juntos la actualidad de este texto:
- Mis actitudes ¿reflejan y actualizan las enseñanzas del Señor?
- Cuando hago alguna actividad, ¿qué busco?, ¿me esfuerzo por ser protagonista en el trabajo o solo busco aparentar y aparecer?, ¿cuál es mi motivación de fondo?
- ¿Soy humilde y gratuito? ¿Tengo mi esperanza puesta en “la resurrección de los justos”, como dice Jesús?
- ¿Hago parte de algún círculo cerrado? ¿Mi grupo o mi comunidad cristiana tienen esta tendencia?
- ¿Por qué la Iglesia (y nosotros como miembros de ella) optó preferencial y proféticamente por los pobres? ¿Cómo la pongo en práctica?
ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Desde la humildad le pedimos a Dios que nos ayude a vivir como discípulos de su Hijo, el que nacido en un pesebre, el que murió en la cruz. Traemos a la oración a todos los marginados de nuestra tierra, a aquellos que no son invitados a compartir ninguna mesa.
- Luego de un tiempo de oración personal, compartimos s nuestra oración. Se puede recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo: Salmo 67
CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente nos dice acerca de la humildad:
La humildad hace nacer en el alma todas las demás virtudes; si uno es pecador, al humillarse, se hace agradable a Dios. Aunque fuéramos unos criminales, si recurrimos a la humildad, la humildad nos cambiará en justos; y aunque fuéramos como ángeles, si estamos privados de esta humildad, aunque tengamos las demás virtudes, la verdad es que nos quedaremos sin ellas al faltarnos la humildad, y seremos semejantes a los condenados, que no tienen ninguna virtud. Hermanos míos, retirémonos con este pensamiento: “Si poseo todas las virtudes, menos la de la humildad, no tengo más que pecado, no soy más que un fariseo soberbio y un misionero abominable”. (XI, 493)
- Imitar en nuestras relaciones el corazón generoso de Dios hacia los pobres y sencillos.
Oración final
¡Padre eterno, que quisiste que tu Hijo se revistiera de nuestra carne para ser semejante a nosotros, revístenos de su virtud de la humildad, para que seamos semejantes a él!
¡Oh Salvador! ¡Qué deseo, qué ardor, qué sed tenías tú por esta virtud, ya que trabajaste incesantemente en ella, y te esforzaste en rebajarte ante todos, y quisiste que todas las criaturas contribuyesen a tu humillación!
¿Quién podrá imitarte? ¿Quién podrá aunque sólo sea hablar de esta virtud? Señor, concédenos la gracia de hablarnos tú mismo de ella, las palabras de los hombres hieren los oídos, pero no penetran en el interior; pero una de las tuyas, pronunciadas en el oído de nuestros corazones, nos hará renunciar a la vana reputación por la que la-mayoría de la gente se queda sin el mérito de sus acciones.
Háblanos, pues, Señor; háblanos tú mismo; seremos como otros tantos siervos que te escuchan.
Hijo único del Padre, dinos de una vez: Aprendan de mí la humildad; y haz que esta palabra realice en nosotros lo que significa”. (San Vicente de Paúl)