La Palabra de Dios que escuchamos proclamar en la celebración de la liturgia de este domingo, nos trae la enseñanza sobre la perseverancia a pesar de las oposiciones o inconvenientes.

En la primera lectura que escuchamos, se nos narra la suerte que corre el profeta Jeremías por proclamar lo que Dios le manda a decir. El profeta por mantenerse fiel al mensaje que Dios le da, expone su vida al peligro de muerte, pero que sin embargo no lo hacen quebrantar la fidelidad a Dios ni cambiar el mensaje que recibe por otro acomodado a los deseos de los oyentes.

En la segunda lectura proclamada y que está tomada de la carta a los Hebreos, el escritor sagrado recomienda a los creyentes tener fijos los ojos en Cristo, iniciador y consumador de nuestra fe, al hacer la carrera para que no caigamos en la tentación de abandonarla si es que encontramos obstáculos, nos recomienda además que dejemos todo aquello que nos estorba o el pecado que nos ata para que nada impida que podamos perseverar en la fe y en sus exigencia.

En la proclamación del Evangelio, escuchábamos decir al Señor Jesús que ha venido a prender fuego a la tierra y su anhelo de que ya este ardiendo. El fuego en la Biblia como imagen o figura es utilizado para hablar de la presencia de Dios entre nosotros o como elemento purificador.

“Prender fuego a la tierra” estaría referido a la necesidad de ser purificados de todo aquello que estorbe al creyente para que pueda producir mucho fruto de buenas obras, que lo enriquezcan a los ojos de Dios, la purificación siempre supone desprenderse de algo y puede suponer mucho sufrimiento si nos hemos acostumbrado a ello, de ahí la referencia a pasar por un bautismo, somos purificados del pecado, supone angustia por la pérdida, que luego experimentaremos como ganancia.

Como entender estas palabras del Señor que hacen referencia a la división y al enfrentamiento, no es acaso aquel a quien llamamos “Principe de la paz”, solamente si tratamos de comprender estas palabras teniendo en cuenta como debe ser nuestra relación con Él entonces se entiende que haya separación y enfrentamiento entre quienes desean mantenerse unidos a Él y aquellos que prefieren mantenerse en el estado en que se encuentran antes de someterse a perdidas y angustias por seguir al Señor.

Que el Señor nos dé perseverancia en la fe para que podamos dar muchos frutos de buenas obras y que las dificultades de la vida no nos hagan renegar de este objetivo. Que siempre estemos dispuestos a cumplir la voluntad de Dios aún a costa de nuestra propia vida a ejemplo del profeta Jeremías.

BENDICIONES PARA TODOS USTEDES FAMILIA Y AMISTADES.

QUE CELEBREMOS GOZOSOS LA FIESTA DE LA ASÚNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN CUERPO Y ALMA AL CIELO…

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