LECTIO DIVINA – DOMINGO 32º  TO –Ciclo C

ES UN DIOS DE VIVOS

LA PALABRA HOY: 2 Macabeos 7, 1-2.9-14; Salmo 16; 2 Tesalonicenses 2,15-3,5; Lucas 20, 27-38
Ambientación: La Biblia abierta en el pasaje de hoy, alrededor de ella una tela blanca, símbolo de la resurrección y unas velas pequeñas.
Cantos sugeridos: Mi Dios está vivo; Resucitó

AMBIENTACIÓN:
La resurrección no es una simple continuación de la vida, sino una vida nueva y distinta, una vida de plenitud que difícilmente podemos comprender desde nuestras realidades cotidianas.  Los caminos de la victoria sobre la muerte se proclaman vivamente en las lecturas de hoy.

Oración inicial
Señor Jesús, Tú que nos has revelado a ese Dios
vivo y verdadero que es Dios de vivos y no de muertos,
ayúdanos a vivir nuestra relación
contigo y con el Padre, en una relación de comunión y adhesión,
buscando ser dóciles a su voz,
haciendo vida tus enseñanzas, viviendo como Tú,
colocando el corazón y la mirada
en ese encuentro definitivo contigo,
donde Tú nos darás a cada uno
aquello que hemos vivido,
que cosecharemos lo que hemos sembrado.
Por eso, danos tu gracia,
para que viviendo plenamente esta vida,
haciendo vida tus enseñanzas,
nos dispongamos a ese encuentro
que será pleno y definitivo,
cuando Tú pronuncies nuestro nombre
y nos llames a estar contigo.
participando de tu vida
siendo glorificados en ti y por ti.
Que así sea. 

LECTIO ¿Qué dice el texto? Lc 20, 27-38

Motivación: En la explanada del Templo de Jerusalén se entabla una discusión a propósito de la resurrección. Jesús defiende que nuestra condición mortal será profunda y amorosamente transformada. Escuchemos:

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección y le preguntaron:
-Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último, murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella.
Jesús les contestó: -En esta vida, hombres dignos y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección.
Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor “el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob”. No es u n Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.

 Preguntas para la lectura 

  • ¿Quiénes son los saduceos? ¿En qué no creen los saduceos?
  • ¿Qué caso le presentan a Jesús para que el Señor opine? ¿Cuál es la secuencia del caso? ¿Por qué le presentan este caso?
  • Para comprender mejor su referencia a la ley de Moisés, pueden leer Deuteronomio 25, 5-6
  • ¿Cómo responde Jesús? ¿Qué diferencias hay entre este mundo y la vida de los resucitados?
  • ¿Qué otro argumento final menciona el Señor?
  • ¿Cómo concluye el relato?

MEDITATIO ¿Qué ME dice el texto?

Motivación: Sólo Dios, que llama permanentemente a los seres humanos de la muerte a la vida, puede ayudarnos a penetrar en ese misterio y en las consecuencias concretas que implica aceptarlo.

  • Son hijos de Dios porque han resucitado: ¿Hasta qué punto esta meta que me espera me anima a vivir con mayor confianza?
  • No es un Dios de muertos, sino de vivos. ¿Cómo descubro en mi vida cotidiana que Dios me conduce hacia la resurrección final y me hace cada día más su hijo(a)?
  • El saber que en la otra vida, seremos como ángeles, que estaremos en la presencia de Dios, para participar de su vida y así ser plenificados en su amor, esto, ¿me ayuda a vivir con más convicción, con más alegría e intensidad aquello que creo?
  • Todos viven por Él. ¿En qué aspectos me ayuda el pasaje de hoy a confirmar mi esperanza en la resurrección de los muertos?

ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: Gracias a Jesucristo, podemos mantener la esperanza de una vida en plenitud, de una transformación total de nuestra existencia que ya empezamos a vislumbrar en esta vida y que se manifestará totalmente en el futuro. A él nos dirigimos dándole gracias por este don y pidiéndole fuerzas para implicarnos en esta vida plena. 

  • Luego de un tiempo de oración personal, compartimos nuestra oración. Se puede recitar el Salmo 16.

CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: San Vicente, en una plática a cuatro hermanas que habían sido destinadas a Sedán, les anima diciéndoles: 

Entonces, ¿para qué tienen que ir a ese sitio? Para hacer lo que Nuestro Señor hizo en la tierra. El vino a reparar lo que Adán había destruido, y ustedes van poco más o menos con ese mismo designio. Adán había dado la muerte al cuerpo y había causado la del alma por el pecado. Pues bien, Nuestro Señor nos ha librado de esas dos muertes, no ya para que pudiéramos evitar la muerte, pues eso es imposible, pero nos libra de la muerte eterna por su gracia, y por su resurrección da vida a nuestros cuerpos, pues en la santa comunión recibimos el germen de la resurrección. He aquí, pues, hermanas mías, cómo Nuestro Señor hace lo contrario de lo que había hecho nuestro primer padre.

Para imitarle, ustedes devolverán la vida a las almas de esos pobres heridos con la instrucción, con sus buenos ejemplos, con las exhortaciones que les dirigirán para ayudarles a bien morir o a recobrar la salud, si Dios quiere devolvérsela. En el cuerpo, les devolverán la salud con sus remedios, cuidados y atenciones. Y así, mis queridas hermanas, harán lo que el Hijo de Dios hizo en la tierra. ¡Qué felicidad!” (SVP IX, 652)

  • Creer en la Resurrección tiene consecuencias para nuestra vida y misión. ¿Qué mensaje nos deja este texto de san Vicente? ¿cómo lo podemos vivir?

Oración final
Te damos gracias, Padre, por la obra de tus maravillas.
No sabemos muy bien por qué, pero, por medio de Jesús, que estaba muerto y que ahora vive,
gracias a la fuerza de tu Espíritu de vida, nosotros hemos sido llevados
a las cercanías de tu corazón de Dios.
No podíamos imaginarnos que fueras así, Padre, ni que tu corazón se dilatara tanto
que hiciera estallar la noche en día.
Gracias, Padre, por tu Hijo, vivo y presente entre nosotros. Con El y por El,nosotros, y toda la creación por nuestra voz, podemos llegar hasta ti. Amén.

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