LECTIO DIVINA – DOMINGO 29º  TO –Ciclo C

ORAR SIN DESANIMARSE

LA PALABRA HOY: Éxodo 17,8-13; Salmo 120; 2 Timoteo 3,14-4,2; Lucas 18,1-8
Ambientación: Un cirio adornado, velas de diferentes tamaños, algunas apagas y otras encendidas. Frase: Ora siempre sin desanimarte
Cantos sugeridos: Señor enséñanos a orar; Siempre confío en mi Dios

AMBIENTACIÓN:
 La oración es un tema recurrente de Lucas, que dedica varios pasajes para hablar de la importancia de la oración, y así mostrarnos la necesidad de tener esa relación y esa comunicación amorosa con el Padre, dándole espacio para que Él actúe y así se manifieste en nosotros y por nosotros, manifestando su amor y su gracia.

Oración inicial
Señor Jesús,
nos dejas esta parábola
de la viuda y el juez inicuo
para invitarnos a perseverar en la oración,
a confiar que el Padre
nos escucha y está pendiente de nosotros,
que nos ama y que nos responde,
por eso, Señor,
al darnos cuenta de la eficacia de la oración,
te pedimos que derrames tu Espíritu en nosotros,
para que la oración sea una necesidad
en nuestra vida,
para que te busquemos de corazón,
para que oremos sin desanimarnos
y así nuestra oración
tenga la respuesta que esperamos,
identificándonos siempre más contigo,
actuando de acuerdo a tu voluntad,
amando y sirviendo, como Tú.
Que así sea.

LECTIO ¿Qué dice el texto? Lc 18,1-8

Motivación: San Lucas nos presenta hoy la parábola del juez perverso, que no hacía justicia a una pobre viuda. La insistencia y perseverancia de la mujer logra que se haga justicia. Si un juez corrupto hace justicia a la viuda para que deje de importunarle, Dios que es justo escuchará siempre a sus elegidos. Escuchemos:

En aquel tiempo, Jesús para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso está parábola:
– Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres.
Había en la misma ciudad una viuda que no cesaba de suplicarle:
“Hazme justicia frente a mi enemigo”.
Por algún tiempo se negó, pero después se dijo:
“Aunque ni temo a Dios ni respeto a los hombres, como está viuda me está fastidiando, le haré justicia, para que no venga continuamente a molestarme”.
Y el Señor añadió:
– Fíjense en lo que dice el juez injusto; entonces Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿los hará esperar? Yo les aseguro que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esa fe sobre la tierra? 

Preguntas para la lectura 

  • ¿Qué enseñanza quiere dar Jesús a sus discípulos con esta parábola?
  • ¿Cuál es la actitud del juez? ¿Cuál es la actitud de la viuda?
  • ¿Cómo razona el juez? ¿Por qué razón termina atendiendo a la pobre mujer?
  • ¿Qué conclusión saca Jesús de esta parábola?

MEDITATIO ¿Qué ME dice el texto?

Motivación: El Señor nos escucha y busca siempre nuestro bien. Sabiendo que en esta enseñanza el Señor nos quiere motivar a orar siempre, sin desanimarnos jamás, veamos qué nos dice el Señor y cómo hacerlo vida. 

  • Viendo que el Señor nos invita a la oración, a la perseverancia, a confiar y esperar en Él, yo en mi relación de corazón a corazón con el Señor, ¿le abro mi vida, compartiendo con Él todo lo que siento, lo que estoy viviendo, lo que estoy necesitando, para pedirle su ayuda, su sabiduría para actuar de acuerdo a su voluntad?
  • ¿Es mi relación con el Señor, algo vivencial, donde rezo lo que vivo y vivo lo que creo?
  • ¿Le dejo en sus manos todo lo que soy y todo lo que necesito?
  • En sí, ¿cómo es mi oración?, ¿qué rezo cuando rezo?, ¿de qué le hablo al Señor?
  • ¿En qué circunstancias me cuesta orar sin desanimarme?

ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: Después de esta parábola, ahora nuestra oración debe ser hecha con más seguridad y convicción, sabiendo que el Señor está muy pendiente de todo lo que le pedimos.

  • Luego de un tiempo de oración personal, compartimos nuestra oración. Se puede recitar el Salmo 120.

CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: San Vicente decía a los misioneros sobre la oración:

Dios, cuando quiere comunicarse a alguien, lo hace sin esfuerzos, de una manera sensible, muy suave, dulce y amorosa; así pues, pidámosle muchas veces este don de la oración, y con mucha confianza. Dios, por su parte, no busca nada mejor; pidámoselo, pero con toda confianza, y estemos seguros de que acabará concediéndonoslo, por su propia misericordia. El no se niega nunca, cuando rezamos con humildad y confianza. Si no lo concede al principio, lo concederá luego. Hay que perseverar sin desanimarse; y si no tenemos ahora ese espíritu de Dios, nos lo dará por su misericordia, si insistimos, quizás dentro de tres o cuatro meses, o de uno o dos años. Pase lo que pase, confiemos en la providencia, esperémoslo todo de su liberalidad, dejémosle hacer y tengamos siempre ánimos… Dios escucha muy bien sin que le hablemos, ve todos los rincones de nuestro corazón y conoce hasta el más pequeño de nuestros sentimientos. (XI, 136) 

  • Durante la semana, intensificar mi oración, especialmente en la confianza y perseverancia.

Oración final
Señor Jesús,
la oración es don tuyo,
eres Tú el que nos das sed de ti,
eres Tú el que nos atraes a ti,
eres Tú el que nos abres tu corazón
para que te conozcamos
y experimentemos tu amor y tu misericordia,
por eso, Señor,  ahora que nos dices
de orar sin desanimarnos,
de orar insistentemente,
de orar sabiendo que el Padre
nos dará todo lo que necesitamos,
porque nos conoce y sabe de nuestra vida,
te pedimos que abras nuestro corazón,
que nos des necesidad de ti,
que te busquemos de corazón,
que Tú puedas manifestar tu amor en nosotros
ayudándonos a vivir lo que nos pides,
a dejar que Tú guíes nuestra vida,
viviendo con tus mismos sentimientos,
teniendo tu ayuda y tu bendición,
todos los días de nuestra vida.
Que así sea.

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