En este tercer domingo de Cuaresma el evangelio nos presenta al Señor Jesús conversando con la gente. Algunas personas se acercan al Señor para contarle la suerte que han corrido algunos GALILEOS que estaban ofreciendo sacrificios y como fueron muertos cuya sangre se juntó con la sangre de los animales que ofrecían en sacrificio. Según el parecer de estas personas la suerte corrida por este grupo de galileos a manos de PILATO es fruto de su vida de pecado.

El Señor Jesús aprovecha de esta ocasión para hacer una gran enseñanza sobre el PROCESO DE CONVERSIÓN, a las personas que se han reunido en torno a Él, proceso que también nosotros estamos invitados a realizar en nuestra propia vida, proceso de conversión que nos llevara a la salvación.

Hay un pasaje en el evangelio donde el Señor Jesús, hace notar que la gente tiende a mirar la mota en el ojo ajeno y no la viga que tiene en su ojo, de esta manera denunciaba la gran tentación a la que todos estamos expuestos, pensar en lo que los demás deberían cambiar en su forma de comportarse pero casi nunca ponerse a pensar en lo que nosotros  mismos deberíamos cambiar.

Por eso ahora en la enseñanza de este pasaje del evangelio el Señor Jesús es categórico cuando dirigiéndose a la gente les dice “¿piensan ustedes que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque acabaron así? Les digo que no…” Incluso Él mismo recuerda otro evento casi similar donde un grupo de persona muere aplastado por la torre de Siloé, aunque esta vez los personajes no son Galileos sino gente de Jerusalén para terminar igualmente aseverando que “…aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé no eran más culpables, que los demás habitantes de Jerusalén…”

Además les asegura que “si ustedes no se convierten, todos acabarán, perecerán de la misma manera”.

Si aceptamos que todos somos pecadores entonces queda claro que todos necesitamos hacer nuestro PROCESO DE CONVERSIÓN PERSONAL para que reconociendo aquello que no hacemos bien podamos corregirlo, ya que todos estamos llamados a hacer el bien siempre y a todos tal como aprendemos que hace nuestro buen Padre Dios. y como caeremos en cuenta todo proceso toma su tiempo en ser realizado.

Por esta razón el pasaje evangélico termina con la parábola de la higuera, historia que termina con la esperanza del viñador de que si la cultiva adecuadamente pueda dar fruto, y que expresa el OPTIMISMO DE DIOS POR EL HOMBRE, sino da fruto, la cortas.

HERMANOS Y HERMANAS DEMOS GRACIAS AL SEÑOR QUE EN ESTE TIEMPO DE PREPARACIÓN PARA CELEBRAR SU PASCUA, NOS HACE LA INVITACIÓN A LA CONVERSIÓN PERSONAL Y DE ESTA MANERA NOS RECUERDA QUE ES LO QUE DEBEMOS HACER EN ESTA CUARESMA.

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