Queridos amigos reciban mi cordial saludo en este Domingo “Día del Señor”, quinto domingo de Pascua. Y ya nos vamos acercándonos a la gran fiesta del Espíritu Santo (“Pentecostés”).
El domingo pasado Cristo nos dijo: “Yo soy el buen Pastor”, el Pastor bueno que ama y da la vida por sus ovejas.
En este domingo Jesús nos dice: “Yo soy la Vid, ustedes los sarmientos”. Es la vida de su Espíritu que nos llega por estar unidos a Él. Nuestra vida alcanza su plenitud por estar con él, desde “la fe y el amor”. Estar unidos a Jesús para producir “frutos” es un compromiso que tenemos que cuidar y preservar como efecto de la Pascua.
La primera lectura de los Hechos de los Apóstoles (Hch.9,26-31). Nos habla de Bernabé que presenta a Pablo, recién convertido, pasó de ser perseguidor de Cristo a ser anunciador de la Resurrección de Cristo.
La Iglesia va creciendo en comunidades gracias a la predicación del Evangelio, y sobre todo porque “construían y progresaban en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo”.
El salmo 21, comparte la alegría y confianza del salmista: “El Señor es mi alabanza en la gran Asamblea”.
La segunda lectura de Juan (1Jn.3,18-24), nos indica el modo de vivir la Pascua de Cristo Resucitado. Amar “no sólo de palabra y boca, sino de verdad y con obras”.
Son las obras, el fruto de nuestras acciones, lo que determina nuestra pertenencia a Dios.
Esta pertenencia a Dios(ser de Dios), se produce por la “fe y el amor”: creer en Jesús y en amarnos unos a otros, como él nos enseñó, siguiendo al Espíritu que él nos ha dado.
El evangelio de Juan (Jn.15,1-8), en la alegoría de la unidad de la vid y los sarmientos para dar frutos buenos, se resalta el poder del Padre eterna que es el viñador.
Así también se resalta por 7 veces el verbo “pertenecer”, para indicar nuestra participación en ese misterio de amor que nos da Dios por su Espíritu..
Por eso se nos dice: “El que permanece en mí y yo em el, ese da fruto abundante; porque sin mí no pueden hacer nada”
Queridos amigos, dejémonos conducir por el Espíritu de Cristo, par para dar testimonio con nuestras obras, por la fe y el amor, y pidamos la gracia de pertenecer, permanecer siempre con él.
Los tengo en mi oración y afecto.
Les deseo un buen domingo y buena semana.
Oh María sin pecado concebida. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.

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