Queridos amigos, reciban mi cordial saludo y afecto, Dios los bendiga en sus familias y afanes.
En este domingo “Día del Señor”, penúltimo del año litúrgico, nos preparamos para ese encuentro definitivo con el Señor Jesús, donde daremos cuenta de nuestro modo y capacidad de amar, al final de nuestra vida, seremos juzgados por el amor con que hemos vivido en esta vida presente.
Hoy celebramos la VII jornada mundial de los pobres, instituída por el Papa Francisco, que justamente ayuda a saber dar sentido a nuestra vida desde la capacidad de amar, así el lema para esta Jornada, es el consejo de un papá a su hijo: “Hijo, no apartes tu rostro del pobre” (Tobías,4,7). Nuestro amor a Dios, pasa por el amor fraterno, la caridad para con el prójimo.

La primera lectura, del libro de los Proverbios (31,10-31),
expresa la importancia de obrar con sabiduría, -representada en rostro femenino-. La sabiduría es un tesoro, nos ayuda a obrar como buenos administradores, sabe aprovechar el bien. El trabajo es valorado para el bien. La persona sabia “abre sus manos al necesitado y extiende sus brazos al pobre.” Obrar con sabiduría, es motivo de alabanza.

El salmo 127,
alaba a la persona que ama a Dios en todo lo que hace, “serás dichoso, todo te irá bien”.

En la segunda lectura (1Ts.5,1-6), San Pablo responde a la inquietud de sus oyentes que quieren saber cuándo será la venida del Señor ( El tiempo final). San Pablo no fija ni fecha, ni hora, sino más bien, dice que “no durmamos como los demás ( que viven en la oscuridad) sino que estemos vigilantes y vivamos sobriamente”, porque somos “hijos de la luz”, para vivir siempre en la luz del Señor, vigilantes, con el corazón atento a Dios, valorando hacer el bien en nuestra vida.

El evangelio de Mateo (Mt.25,14-30), nos ayuda a saber obrar con sabiduría a corresponder con gratuidad y generosidad a los dones que Dios nos da. El mayor don que Dios nos da es su Espíritu.
El Espíritu del amor, de producir el bien.
Los servidores que aman a su Señor, producen en abundancia y son bendecidos por Dios, han reproducido la bondad de Dios, son llamados ” siervos buenos” (MC 10,18).
El tercer siervo se quedó encerrado en una visión negativa de su Señor, y no produjo nada.
Dios espera que la vida que recibimos es para darle un buen sentido de existencia, de alcanzar la felicidad correspondiendo a la generosidad de Dios.
Los tengo presentes en mi oración y en la misa que celebraré hoy.
Digamos la oración que hoy se reza en los Laudes: Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad y que tu sabiduría dirija… todas nuestras acciones “.
Oh María sin pecado concebida. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.

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