Este domingo el evangelio nos presenta al Señor Jesús recibiendo a publicanos y pecadores quienes se le acercan para escucharle, los fariseos y letrados que contemplan esta situación murmuran contra el Señor, porque el Señor Jesús “… acoge a publicanos y pecadores y come con ellos”.

En este evangelio el Señor cuenta tres historias y cierra cada historia con una aseveración: “habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta…”; “la misma alegría Habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta”; “hijo…deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado”.

Los personajes en estas historias que cuenta el Señor Jesús son: Uno de ustedes, una mujer, una familia, para abarcar a todos en su enseñanza y de esta manera ayudarnos a todos a no cerrarnos a la salvación que Dios nos ofrece y para que nosotros no cerremos a otros esta oportunidad de salvación que es para todos, solo debemos dejarnos tocar por la Palabra de Dios para descubrir que “si muchos son nuestros pecados, mucho más grande es la misericordia de Dios”.

Como un aliciente para que los fariseos y los escribas cambien de actitud frente a los pecadores y publicanos, los finales de las tres historias terminan con la invitación a vivir la alegría del encuentro.
Este aliciente también vale para nosotros para que así podamos animarnos a actuar con misericordia frente al hermano o hermana que por motivos que solo Dios sabe se encuentran extraviados en el camino de la vida, o se ha perdido por descuido nuestro, por nuestros escándalos, y es que el Señor Jesús busca que todos lleguemos a actuar con misericordia frente al hermano, como misericordioso se muestra nuestro Buen Padre Dios con todos, especialmente con los extraviados, perdidos y alejados a quienes siempre está esperando que vuelvan.

En todo caso pienso que siendo las historias contadas por el señor Jesús y teniendo en cuenta al público que lo rodeaba, la intención era animar a los alejados a volver al lado del Señor ya que eso es causa de alegría para Él, alegría que desea compartir con todos.
La intención también era animar a los que miran para criticar a cambiar de actitud frente a los alejados, y en vez de criticarlos tener que animarlos a confiar en el amor misericordioso de Dios siempre dispuesto a perdonar y hacer fiesta y banquete por el que vuelve; invitación a unirnos a la fiesta y el banquete por el hermano que vuelve.

Al final de cuentas hermanos y hermanas todos somos pecadores, necesitados del amor misericordioso de nuestro Padre Dios, confiados en ese amor tomemos la decisión de cambiar nuestra vida y estemos dispuestos a hacer siempre la voluntad de Dios y convirtámonos también nosotros motivo de alegría en el cielo y en la tierra. Actuemos con misericordia con los demás y llegaremos a ser misericordiosos como nuestro buen padre Dios.

BENDICIONES Y ORACIONES POR TODOS USTEDES HERMANOS Y HERMANAS EN ESTE MES DE SETIEMBRE, MES DE LA BIBLIA Y MES VICENTINO.

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