El evangelio de Mateo nos describe la curación que el Señor realiza a la hija de una mujer cananea. Un ejemplo más de la sensibilidad del Señor que supera los complejos y debilidades que ciertos sectores de la comunidad judía tenían contra los extranjeros y mujeres y se atreve a curar y salvar a las personas necesitadas. Ante la plegaria de una madre que siente como propio el dolor y la enfermedad de su hija, Jesús no se fija en la procedencia sino en la angustia, en la sinceridad y profundidad de la petición y en la confianza que muestra en Él para aliviar su pena. La mujer no solamente suplica por su hija el alivio físico sino la tristeza síquica y moral que produce tantas situaciones en la vida de marginación, exclusión, rechazo y abandono.

Se denota en este servicio o signo del Señor la universalidad del evangelio abierto a todas las culturas, ambientes y lugares del mundo; la solidaridad y la tolerancia que rompen barreras y esquemas mentales cerrados y reduccionistas; la sensibilidad del corazón que, unido a la fuerza del compromiso, nos lleva a realizar acciones concretas en favor de los más necesitados; la ilusión por vivir de la madre y hacer vivir a la hija en situaciones dignas de inclusión social, de pertenencia y acogida en una sociedad que, en muchos momentos, restringe, discrimina y separa.

Hoy más que nunca estamos llamados a cultivar los valores de la apertura, de la superación de la rutina y de la uniformidad para tender hacia una diversidad que, lejos de dividir y apartar por diferencias de opinión o formas de ser, nos acerca hacia unos principios de unidad que nos hagan crecer cada día más como Hijos de Dios que nos acoge y perdona.

Hoy es común en todas las naciones el fenómeno de la emigración “ad intra”, dentro de la misma nación, y “ad extra”, de nación a nación, para conseguir mejores condiciones de vida. Ya sabemos las ventajas que conlleva, sobre todo, en la riqueza de la variedad pero, a la vez, implica también situaciones de soledad, aislamiento y marginación. La forma de actuar del Señor con la hija de la cananea es un buen ejemplo para vivir en profundidad los lazos de solidaridad, apertura y amor hacia los demás.

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