Hemos llegado a la mitad del tiempo ordinario de este ciclo “C” la liturgia de este domingo XVII nos presenta a los discípulos pidiéndole al Señor Jesús que les enseñe a orar como Juan el Bautista enseña a sus discípulos.

“SEÑOR ENSÉÑANOS A ORAR” es el pedido que le hace uno de los discípulos al Señor Jesús, y se lo pide porque sabe que Él puede enseñarles a orar ya que lo han visto orar. Inspirados en la petición de este discípulo ojala que también nosotros le hagamos el mismo pedido al Señor Jesús, para poder aprender a hacer bien nuestra oración.

Si aceptamos la enseñanza que dice sobre la oración que la “ORACIÓN ES LA CONVERSACIÓN ENTRE DOS, CONVERSACIÓN ENTRE EL HOMBRE Y DIOS… ES EL ENCUENTRO ENTRE DOS ENAMORADOS, DIOS ENAMORADO DEL HOMBRE Y EL HOMBRE ENAMORADO DE DIOS, QUE SE BUSCAN MUTUAMENTE PARA DECIRSE CUANTO SE AMAN”

Siendo esta enseñanza sobre la oración así, entonces nosotros buscaremos estar en oración siempre, como buscan estar juntos los enamorados la mayor cantidad de tiempo y cuando no están juntos se la pasan pensando en el otro todo el tiempo en que están separados y anhelando volver a encontrarse. Además es bueno aprender de una vez por todas que la oración es una actividad que compromete al creyente con lo que dice en su oración, por ejemplo si pide por que haya más paz en el mundo, esta persona tendrá que evitar toda pelea para que haya más paz en el mundo. Entonces creo que es conveniente dejarnos enseñar junto al discípulo del evangelio por este divino maestro como hacer nuestra oración.

Lo primero que hace el Señor Jesús es enseñarles a quien deben dirigir su oración: “cuando oren digan PADRE…”, es decir el creyente dirige su oración a Dios a quien lo reconoce como su PADRE, no oramos a cualesquier dios dirigimos nuestra oración a Dios que es nuestro PADRE.

Lo siguiente que les enseña es que a Dios a quien ahora llamamos PADRE, le pedimos que su nombre sea santificado. Pero como podemos nosotros santificar el nombre de Dios. Aquí nos puede ayudar a comprender como santificamos el nombre de Dios si es que tomamos el ejemplo de la vida diaria, si un joven se comporta bien y es respetuoso con todos y además es solicito en ayudar a quien necesite entonces los demás valorando el comportamiento del joven dirán “que bien que lo han criado sus padres…” es decir por su comportamiento el joven hace que sus padres sean reconocidos. Si es de la manera contraria, es decir si el joven se comporta mal, no respeta a sus padres ni a los demás, es desatento con todos, entonces los demás dirán “que mal lo han criado sus padres”. Entonces los creyentes para SANTIFICAR EL NOMBRE DE DIOS debemos comportarnos de tal manera que todos reconozcan que lo hacemos así porque “SOMOS HIJOS DE DIOS, NUESTRO PADRE”.

Sigue enseñando el Señor Jesús a sus discípulos, que a Dios a quien llamamos PADRE y a quien le pedimos que seamos capaces de santificar su nombre ahora le debemos pedir que “VENGA A NOSOTROS SU REINO”. Pero que significa para el creyente pedir en la oración a Dios que “venga a nosotros su reino”, no es acaso expresar el compromiso de estar dispuestos que a partir de ahora solo se hará su voluntad entre nosotros, pues reconocemos su reinado y “donde manda el rey todos le obedecen, sin derecho a disentir”.

Prosigue en su enseñanza el Señor Jesús a sus discípulos que a Dios a quien llamamos PADRE y de quien estamos dispuestos ahora a santificar su nombre y hacer su voluntad de rey pues a Él sometemos nuestra voluntad ahora le pedimos “DANOS CADA DÍA NUESTRO PAN COTIDIANO”. Con lo que también debemos confiar nuestra vida a la generosidad de NUESTRO PADRE, que “da de comer a los pájaros del cielo y que viste a los lirios del campo, cuanto más nos dará a nosotros que somos sus hijos”. Al pedirle esto a Nuestro Padre Dios aprenderemos a confiar más en Dios que en nuestras fuerzas.

Sigue enseñando el Señor Jesús a sus discípulos y también a nosotros a pedirle a nuestro PADRE DIOS, que en su gran misericordia sea capaz de “PERDÓNANOS NUESTROS PECADOS, PORQUE TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A TODO EL QUE NOS OFENDE”. Y perdonamos a todos los que nos ofenden porque hemos sido capaces de aprender de nuestro PADRE DIOS que perdona a todos los que le ofendemos.

Y termina el Señor Jesús su enseñanza a sus discípulos que en su oración deben pedirle a su Padre del Cielo que: “y no nos dejes caer en la tentación”. Y con esta petición donde el hombre expresa su reconocimiento de que a pesar de que se esfuerza en hacer la voluntad de su PADRE DIOS, hay en él una inclinación a desobedecer a su PADRE, por lo que le pide confiadamente la ayuda necesaria para no caer en la tentación que lo llevaría a cometer pecado y por lo tanto a ser infiel al amor que Dios le tiene.

Terminada su enseñanza de cómo orar que le hizo su discípulo, el señor Jesús enseña también sobre la PERSEVERANCIA en la oración. Y anima a no desfallecer en la oración y confiar en que Dios al que llamamos PADRE nos dará el ESPÍRITU SANTO a quienes se lo pedimos.

Para todos ustedes mis hermanos en la fe en Cristo Jesús Señor nuestro les deseo unas FELICES FIESTAS PATRIAS…

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