ASCENSIÓN DEL SEÑOR: P. RUBEN

Queridos amigos reciban mi cordial saludo en este Domingo que celebramos la Ascensión del Señor a los cielos.
Jesús asciende a los cielos y nos deja la misión de ser anunciadores de su Evangelio.
Por ello también hoy es el día 57 jornada mundial de las comunicaciones sociales, y el Papa Francisco nos ha entregado un hermoso mensaje para saber comunicar y comunicarnos, bajo el lema “hablar con el corazón, “en la verdad y en el amor” (Ef.4,15).
Hoy hacemos presente aquella verdad que profesamos en el Credo: que Cristo “al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso”.
Qué hermoso, adorar el misterio de Cristo, que ha sido glorificado por la grandeza de su Encarnación y Redención, vuelve al Padre, dejándonos las puertas dl cielo abiertas por la confesión de su nombre, por dar testimonio del Amor que nos enseñó por la Vida eterna que nos dio.
En su Ascensión no nos deja solos nos da su Espíritu Santo para seguir “el Camino, la Verdad y la Vida”
En la primera lectura del libro de los hechos de los Apóstoles (Hch.1,-11) Lucas nos comunica el momento de la Ascensión. Los discípulos aún esperaban la manifestación de Cristo como el Mesías de un reino terreno. Jesús, les abre los ojos para mirar más allá de un reino terreno, les abre sus ojos y engrandece sus corazones para ser testigos “hasta los confines del mundo”, para ello recibirán el Espíritu Santo.
El camino que sigue para los discípulos no es quedarse mirando al cielo, sino vivir en este mundo anunciando a Cristo sin dejar de mirar el cielo. Vivimos el presente con el gozo de eternidad.
El salmo 46, es la manifestación de la gloria de Dios: “Dios asciende entre aclamaciones…porque Dios es el rey del mundo…”
En la carta a los Efesios (Ef.1,17-23), san Pablo nos da los motivos de nuestra esperanza, de la herencia de pueblo santo, de la extraordinaria grandeza del Padre, obrada en Jesucristo, plenitud de todo lo creado.
El evangelio de Mateo (Mt.28,16-20) nos relata el momento de la Ascensión, dejándonos un mandato y un secreto. Cristo con la autoridad que tiene, envía a los discípulos para ir por todos los pueblos, “enseñando todo” lo que él les entregó.
Así mismo les revela el secreto de su nueva manera de estar presente con ellos, “sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
Y está verdad es la que nos debe fortalecer y la que se transforma en el contenido del anuncio de Cristo.
Pidamos al Señor, la gracia de recibir su Espíritu Santo para dar testimonio de Cristo, de su vida y enseñanzas, para todos los pueblos y lugares donde vivamos. Qué sepamos comunicar qué no estamos solos, sino que Cristo está con nosotros y él es el Camino, la Verdad y la Vida.
En este día de las “comunicaciones sociales”, aprendamos a comunicar y comunicarnos “con el corazón, en la verdad y en el amor” (Ef.4,15). Sepamos comunicarnos cordialmente, de modo abierto, generoso, en diálogo e intercambio respetuoso, dejando lejos aquella comunicación que siembra discordias y divisiones, que desinforma, y que falsifica e instrumentación la verdad”.
Para “poder comunicar en la verdad y en el amor” es necesario purificar el corazón” dice el Papa Francisco.
Mejoremos nuestra comunicación en nuestra propia familia y sociedad.
Los tengo presentes en mi oración y en la misa que celebraré hoy.
Sigamos orando unos por otros.
Invoquemos el auxilio de la Madre de Dios.
¡Oh María sin pecado concebida.!¡Ruega por nosotros que recurrimos a Ti!.
P. Rubén Pedro Borda, cm.
Director Nacional AMM