Queridos amigos
En el Perú y en mil sitios más del mundo donde hay peruanos celebramos este 28 la Fiesta del Señor de los Milagros: Día central del Mes Morado, como solemos llamar a octubre. Morado, porque así es el color del cuadro, del hábito de las Hermandades y devotos y, sobre todo, del ambiente penitencial que le damos a octubre, desde que el Papa Juan Pablo II lo llamara “la otra cuaresma del Perú”. Morado, que sale de la mezcla del rojo y el azul, del rojo que simboliza el fuego, el amor, la sangre, el sacrificio; con el azul, que simboliza el agua, la humildad, la paz, la honestidad…
En atención a la importancia que el Señor de los Milagros tiene para el Pueblo de Dios en el Perú, prevalece sobre el domingo y proclama un evangelio (Jn 3, 11-16), que nos da la base y la clave, el por qué y el para qué de la imagen del Señor de los Milagros. Digamos simplemente que plasma y expresa en arte sencillo la grandeza del Plan Salvador de Dios, a saber: 1, que el Padre Dios amó tanto al mundo que le entregó a su propio Hijo para salvarlo; y 2, que cuando el Hijo, Jesús, fue alzado en la cruz (su muerte) empezó su exaltación (glorificación junto al Padre) y la nuestra.
Estas dos revelaciones traen a la memoria las palabras de Jesús a su Padre (Lc 10, 21), cuando lo alaba por hacer que los sencillos y humildes acojan con fe estos misterios y que los “sabelotodo”, los agnósticos y los pagados de sí mismos queden a su libre albedrío. Es por instinto sobrenatural que el pueblo acoge con devoción y acompaña en procesión a la sagrada imagen por horas y horas. Estar frente al Cristo crucificado y/o acompañarlo hace a los sencillos sentirse amados y llamados a una actitud de cercanía con Dios y de confianza. Para pedirle por las necesidades personales, familiares, etc., o para empezar el cambio de vida que tanto anhelan, pues vivir el Mes Morado es una llamada a la conversión.
“Cuando sea