LECTIO DIVINA – DOMINGO 31º TO –Ciclo C
HOY TENGO QUE ALOJARME EN TU CASA
LA PALABRA HOY: Sabiduría 11,23-12,2; Salmo 144; 2 Tesalonicenses 1, 11-2,2; Lucas 19, 1-10
Ambientación: Hacer dos caminos de papel. Dentro de uno, colocamos carteles con palabras como “dinero”, “casas”, “poder”, etc.; en el otro un ícono de Jesús. En el centro de ambos caminos la frase: Hoy tengo que alojarme en tu casa.
Cantos sugeridos: Hoy perdóname
AMBIENTACIÓN:
Amor, fidelidad, compasión, ternura, salvación… son palabras claves en los textos de esta semana que describen las relaciones entre Dios y el ser humano. Jesús, el Hijo, encarna en su persona el amor y la fidelidad del Padre, asegurándonos así la auténtica salvación.
Oración inicial
Porque existen cosas que me ciegan cuando intento descubrirte
Porque cuento lo que tengo y no doy importancia a que no te poseo.
Porque oigo hablar de Ti, pero conozco muy poco de tu vida
Porque, aún siendo débil y frágil, Tú, Señor, puedes moldear el barro de mi persona y hacer, con ella, un instrumento
para pregonar tu gloria.
VEN, Y CAMBIA MI VIDA, SEÑOR
Y, cuando me veas trepado en algún árbol.
Llámame para que yo sienta tu llamada
Llámame para que no te pierda.
Llámame para que sea posible mi salvación.
Llámame y, dime, en qué debo cambiar.
Llámame y, si quieres, tendrás sitio en mi casa.
Llámame para que, viendo el horizonte que me espera,
comprenda que es nada o muy poco lo que mis manos cuentan.
LECTIO ¿Qué dice el texto? Lc 19,1-10
Motivación: Muchas veces, el Señor llega a nuestra vida por sorpresa. Eso le pasó a Zaqueo quien fue sorprendido por Jesús; su mirada y su palabra le llevaron a entrar en el camino de la conversión. Escuchemos:
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Vivía allí un hombre muy rico llamado Zaqueo, jefe de los publicanos. Trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí, Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
-Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.
Él bajó enseguida y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:
-Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.
Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor:
-Mira la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.
Jesús le contestó:
-Hoy ha llegado la salvación a esta casa ya que también éste es hijo de Abraham.
Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Preguntas para la lectura
- ¿Quién es Zaqueo? ¿Cómo aparece caracterizado?
- ¿Qué impide a Zaqueo encontrarse personalmente con Jesús?
- Fíjate detenidamente en el texto: ¿Quién busca a quién?
- ¿Qué reacciones se producen ante la voluntad decidida de Jesús de hospedarse en casa de Zaqueo?
- ¿Cómo responde Jesús a la reacción tanto de Zaqueo como de la gente? ¿Qué efecto produce en Zaqueo la actitud de Jesús?
MEDITATIO ¿Qué ME dice el texto?
Motivación: Todos llevamos un Zaqueo en nuestro interior. Somos esa persona que Dios busca sin descanso. Hoy, Jesús nos sale al encuentro, nos llama por nuestro nombre y expresa su deseo de alojarse en nuestra casa para llenarla de salvación.
- ¿Me preocupo como Zaqueo para poder “ver” a Jesús? ¿Cuáles serán los obstáculos que yo hoy debo superar para poder encontrarme con Jesús?
- ¿Me deja indiferente el rostro de Jesús? ¿Cómo me invita el pasaje de hoy a relacionarme con él?
- ¿La invitación de Jesús provoca alegría y felicidad en mi corazón?
- ¿Hasta qué punto soy consciente de que la conversión es respuesta al don de Dios? ¿Pido este don para mi fe?
- ¿Quiénes son hoy los “zaqueos” que esperan el encuentro con Jesús? ¿reaccionamos ante ellos como la gente, que murmura, o como Jesús, que ofrece el amor gratuito de Dios?
- ¿De qué necesitas ser salvado? ¿Cómo puede esta salvación concreta que esperas ofrecer alegría a tu vida y a tu entorno?
ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Porque es Jesús quien realmente nos busca y se hace el encontradizo con nosotros, debemos estarle profundamente agradecido, pero también pedirle que no se canse de buscarnos y que no pare hasta dar con nosotros.
- Luego de un tiempo de oración personal, compartimos nuestra oración. Se puede recitar el Salmo 144.
CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Dice san Vicente:
“De hecho, todos los que aquí estamos, ¿cómo éramos antes de entrar aquí? ¿Cómo habíamos vivido? ¡Ay! ¡Tengo que hablar de mí, miserable, que soy el escándalo de todo el mundo, y no solamente de ustedes! La verdad es que cada uno sabe la vida que ha llevado; y ahora, por la misericordia de Dios, ya no está en aquella situación, se ha recuperado. No es que ahora no surjan por una parte y por otras pequeñas faltas, pero esto no es nada en comparación con lo que éramos antes.
Pero, padre, me dirán, yo siempre vuelvo a caer en lo mismo; esto hace que tenga miedo de no amar a Dios, porque, si lo amase, no recaería con tanta frecuencia. Cae usted; bien, hay que levantarse enseguida y humillarse mucho. Dice usted que no ama a Dios; dígame, ¿verdad que quiere usted amarle? Sí, padre Entonces le ama ya, dice san Agustín, porque sólo se desea lo que se ama.” (XI, 278)
- ¿En qué debería cambiar concretamente mi vida si acepto que Jesús se encuentre conmigo? ¿Estoy dispuesto a asumir esos cambios?
Oración final
Señor Jesús, como Zaqueo,
te buscamos y queremos que Tú llegues
a nuestra casa, a nuestro corazón,
para que allí nos transformes y nos vivifiques;
te buscamos Señor,
queremos encontrarte,
queremos que Tú seas
el sentido y la razón de nuestra vida,
por eso, te pedimos tu ayuda,
para que nos des la gracia
de ser capaces de dejar y abandonar
lo que no nos ayuda a vivir
tu estilo de vida, tu manera de ser,
para que vivamos como Tú,
amemos como Tú, demos la vida como Tú,
amando y sirviendo, como lo hiciste Tú.
Que así sea.