LECTIO DIVINA – DOMINGO 2º  TO –Ciclo C

ASÍ MANIFESTÓ SU GLORIA

LA PALABRA HOY: Isaías 62,1-5; Salmo 95; 1 Corintios 12, 4-11; Juan 2, 1-12
Ambientación: Una imagen de María y un cartel con esta frase: “hagan lo que Él diga”
Cantos sugeridos: Un día de bodas

AMBIENTACIÓN:
Las lecturas de este domingo nos dejan oír campanas de boda. El profeta Isaías nos presenta a Jerusalén, la novia con la que el Señor quiere contraer matrimonio. Esos desposorios, anunciados por los profetas, se han hecho realidad en Jesús, que riega su banquete de bodas con el mejor de los vinos para celebrar así que la gloria de Dios habita en medio de este mundo.

Oración inicial
Invitados por la voz de María,
nos acercamos también nosotros, oh Cristo,
al milagro que cambia nuestra vida
como el agua fue transformada en vino.
Aumenta nuestra fe en tu paso,
¡Oh esposo de tu Iglesia!
y ayúdanos a creer que solo de Ti
provienen la gracia y la verdad.
Que podamos “hacer lo que Tú nos dices”,
y con en el espíritu de la Madre,
esperar de Ti el signo
que cambiará nuestras vidas por tu gracia.
Tú, que te unes hoy a tu Iglesia
y nos das la vida desde la cruz…
Tú, esposo por la fe,
de los que esperan el vino mejor.
Amén.

LECTIO ¿Qué dice el texto? Juan 2, 1-12 

Motivación: Con la fiesta del bautismo de Jesús, que celebramos el domingo pasado, se pone fin al ciclo de Navidad y se inaugura el Tiempo ordinario. Hoy, de la mano del evangelista Juan, nos situamos en el punto de partida de la actividad pública de Jesús. Con Él ha aparecido una novedad absoluta que declara caducas todas las realidades antiguas. Escuchemos:

En aquel tiempo, había una boda de Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: “No les queda vino”.
Jesús le contestó: “Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora”.
Su madre dijo a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga”.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: “Llenen las tinajas de agua”. Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: “Saquen ahora un poco y llévenselo al mayordomo”. Así lo hicieron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (sólo lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:
Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él. 

Preguntas para la lectura:

  • ¿Qué ocurre en esa fiesta? ¿Qué hace entonces María?
  • ¿Cómo reacciona María ante la actitud de Jesús? ¿Qué les dice a los sirvientes?
  • ¿Qué les pide el Señor a los que servían?
  • ¿Cómo es el “nuevo vino” que transforma Jesús?
  • ¿Qué le dice el encargado de la fiesta al novio?
  • ¿Cómo reaccionan sus discípulos ante ello?

MEDITATIO ¿Qué ME dice el texto?

Motivación: Jesús desencadena con su presencia y su Palabra la alianza definitiva de Dios con su pueblo. A esas bodas estamos también nosotros invitados, y podemos saborear el vino de la alegría. 

  • ¿En qué y cómo debo imitar la actitud atenta y servicial que tuvo María, y así ayudar a los que veo que necesitan de algo?
  • ¿De qué manera busco: “…hacer todo lo que Jesús nos diga…”?, ¿qué hago para que el Evangelio sea mi proyecto de vida, que su estilo de vida sea el mío?
  • Hoy, aquí y ahora, ¿de qué manera puedo ayudar a que otros encuentren a Jesús y tengan de Él la vida que solamente Él lo puede dar?, ¿cómo ser instrumento suyo para que otros lo encuentren?

ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Motivación: Pedimos a María, la madre de Jesús y madre nuestra, que su Hijo siga siendo la alegría de nuestras vidas. Nosotros estamos dispuestos a “hacer lo que Él diga” 

  • Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en grupos nuestra oración (o todos juntos)
  • Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 95).

CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación: Sí, para Vicente siempre fue importante “hacer lo que Él diga”, pero hacerlo con prontitud, con alegría, con voluntad…

Pero, hijas mías, ¿cómo hay que obedecer? Prontamente, alegremente, con el juicio y, sobre todo para agradar a Dios. Al obedecer, piensen: “Yo doy gusto a Dios”, o, lo que es lo mismo: “Yo agrado a Dios”, Hijas mías, piensen que, si se da gusto a Dios, es éste un medio para sujetar las repugnancias que podríamos tener para obedecer.

… El ejemplo de la santísima Virgen, yendo a Belén y yendo a Egipto, les tiene que servir de modelo.

También es necesario que su obediencia se preste voluntariamente, y no por fuerza, ni por temor a disgustar, o de que se os reprenda. Y si sienten un poco de repugnancia, como suele suceder, hijas mías, es preciso superar esa repugnancia animosamente; de lo contrario, su obediencia sería sin mérito.

El objeto principal de su obediencia, mis queridas hermanas, tiene que ser agradar a Dios. ¡Oh, qué felicidad para una pobre y mala criatura poder agradar a Dios! ¿No es ésta una gran felicidad? Todo lo que hagan por obediencia resulta agradable a él, puesto que es doblegarse a su voluntad, y éste es el ejercicio de los bienaventurados. (IX,82) 

  • Compromiso: Vivir la semana con la indicación de María, haciendo de corazón lo que Jesús me sugiera y en ello gustar de su alegría.

Oración final
María, señora nuestra,
así como en Caná,
fuiste sensible a la necesidad de esos esposos,
y buscaste una solución al problema que tenían,
haciendo que tu Hijo se manifestara y actuara,
te pido que hoy mires mi vida, la de mi familia,
la de mi comunidad, la de mi parroquia
e intercedas por cada uno de nosotros ante tu HIJO,
pues en muchas ocasiones también se nos acaba el vino de la esperanza, de la ilusión, de las fuerzas para luchar, para seguir esperando;
por eso, señora, como lo hiciste entonces, llévanos a tu HIJO,
porque Él manifiesta su amor
en lo que somos y en lo que hacemos.
Hoy, nuevamente dile a tu HIJO
lo que estamos viviendo,
y pídele que nos llene de su amor y de su paz,
para que hoy podamos experimentar
su gracia y su bendición.
Que así sea.

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En Power Point (Sor Pilar Caycho, HC)

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