Hermanas y hermanos con la celebración del domingo de ramos damos inicio a la Semana Santa. Con la celebración del domingo de Ramos todos nosotros acompañamos al Señor Jesús en su entrada triunfal a la ciudad de Jerusalén, primero alfombrando el camino con mantos como lo hizo la gente en aquel día glorioso pues montado en el burrito el Señor Jesús era reconocido como el enviado de Dios, la gente lo reconocía como aquel de quién Dios había dicho por medio del profeta “que su enviado vendrá montado en un burrito, hijo de una burra”, que importante es para los creyentes tener presente la Palabra de Dios y así reconocer su obra; y luego de reconocer al enviado de Dios en la persona de nuestro Señor Jesucristo, aclamemos también a Dios como la multitud de los discípulos, con gritos de júbilo y también digamos “¡Bendito el que viene como rey en nombre del Señor! Paz en el cielo y Gloria en las alturas”.
Como notaremos esta entrada del Señor Jesús a la ciudad de Jerusalén ha despertado la esperanza mesiánica en el pueblo del campo y de la multitud de los discípulos, de alguna manera intuyen que la salvación prometida por Dios ya está cerca, aunque algunos no lo quieran reconocer.
El evangelio nos relata que “En aquel tiempo el Señor Jesús acompañado de sus discípulos caminaba adelante, subiendo a Jerusalén…”, suben en ocasión de la celebración de la Pascua judía pues ya su día está cerca. La celebración anual de la Pascua Judía hacía que se mantenga vivo el recuerdo de aquel hecho portentoso obrado por Dios en favor del que se eligió como su pueblo, liberándolo de la esclavitud allá en Egipto y cumpliendo la promesa hecha a Abraham de darle una tierra para que sea suya, una tierra que mana leche y miel, es decir una tierra de abundancia, la tierra prometida. La fiesta a parte de mantener vivo el recuerdo de lo obrado por el Señor, servía para que los judíos expresasen su agradecimiento a Dios por su gran benevolencia para con ellos y además para que renovasen su alianza con el Señor a quien se comprometían adorar como el único Dios verdadero.
Por eso hermanas y hermanos teniendo presente que oír con atención la palabra de Dios y guardarla en el Corazón ayuda a reconocer la acción de Dios en favor nuestro, escuchemos con el corazón abierto la proclamación de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo teniendo en mente que todo el relato tiene como objetivo manifestar el gran amor del señor Jesús para con nosotros. “no hay mayor amor, que el de dar la vida por los amigos”.
Que la escucha atenta de la Pasión de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo nos lleve a experimentar en nuestras vidas que somos amados por Dios, que es nuestro Padre y también que somos amados por Jesucristo su hijo que fue enviado por el Padre para que obrase nuestra salvación.