El evangelio del día de hoy, la mujer adúltera (J. 8,1-11), se sitúa perfectamente en este tiempo de Cuaresma donde la Iglesia nos invita, en su clave litúrgica, y desde el ejemplo de Jesús, al perdón de los pecados y a la compasión.
Jesús, al perdonar a la mujer adúltera, nos exhorta a no ser acusadores del pecado ajeno cuando no existe en nosotros la inocencia y la coherencia de vida entre nuestros pensamientos y nuestro proceder. Toda la energía que gastamos contra los demás la debemos encauzar en el examen propio, para vernos con espíritu crítico, para reconocer nuestros errores y cambiar de vida. Suele pasar que vemos muy claramente los defectos de los demás y estamos ciegos para descubrir los nuestros.
La tolerancia, la comprensión, la acogida serán actitudes esenciales en nuestra relación con los demás. Jesús no siente indiferencia por el pecado ajeno; “anda y no peques más” (Jn. 8,11) indicará a la mujer. Jesús condena el pecado pero salva al pecador y el amor y la misericordia serán más fuertes que la venganza de las piedras arrojadas sobre su propio cuerpo.
Comprender es salvar a la persona y valorarla por encima de su falta, error o equivocación. La comprensión es la estima del otro, el amor a pesar de sus defectos. Frente a la condenación es esencial la ayuda paciente y fraternal por medio del acercamiento personal, el diálogo, la altura, la capacidad de escucha, la valoración de las opiniones de los demás.
Jesús, a la mujer adúltera, la orienta hacia el cambio, la transformación de vida. No la condena, ni la mata. La invita a replantearse seriamente la vida desde nuevos criterios de transformación y así encontrar el sentido desde la esperanza.
Jesús, empleando la misericordia, vence al pecado y nos muestra el rostro de Dios. La acogida, el perdón, la comprensión, el amor serán la base esencial de la convivencia humana. Sólo así nos sentiremos capaces de asimilar el mensaje salvador y liberador del Señor. Ante situaciones de exclusión, de rencor y de odio, triunfa en Jesús la tolerancia, la aceptación, la humildad y el perdón.