Acto I
Durante algunos meses el Departamento de Ica ha estado en primera plana de los Mass Media como el departamento con mayor porcentaje de infectados de Covid 19 y mayor número de muertos por esa causa.
Todavía era más preocupante el alto número de médicos, enfermeras y otros luchadores de primera línea, contagiados y fallecidos. Fue ahí que un grupo de exalumnos vicentinos reaccionó y levantó la voz contra tal desastre humano de Ica, y de modo especial de los profesionales de la salud. Hicieron los vicentinos lo que hizo San Vicente ante las plagas y guerras: Organizarse y acudir en apoyo de los profesionales de la salud. Si los profesionales de la salud caen, ¿Qué esperanza hay para los enfermos?
Se comprometieron los jóvenes ex alumnos a conseguir diez mil dólares para la compra de todos los elementos necesarios para defender la integridad sanitaria de todos los que estaban trabajando contra la pandemia. En poco tiempo, dos semanas, lograron el objetivo ampliado y pudieron adquirir todos los elementos necesarios para el personal médico, sobre todo el personal que trabajaba en el campo y en todas las postas médicas de los barrios populares a donde no llegaba el apoyo oficial del Gobierno. También pudieron apoyar a enfermos de Covid carentes de medios económicos para superar la crisis. Estuvieron felices de haber apoyado una buena causa. ¡Organización maravillosa!
Acto II
Pero las muertes y las infecciones de Covid seguían en aumento. Morían ancianos y jóvenes y la pandemia parecía no querer disminuir. Decidieron los exalumnos vicentinos actuar. Habían experimentado el gozo de ser útiles en la sociedad. Me llamaron para pedir si conocía a alguien que pudiera orientarles para montar una planta de oxígeno en Ica. Los puse en contacto con el Ing. Germán Meneses compañero de fatigas en la pastoral matrimonial de Perú. Al mismo tiempo otra institución iqueña dirigida por el ex alumno vicentino, Pancho Massa, me había hecho la misma petición y lo orienté hacia el mismo ingeniero. Este me llamó para exponerme lo que veía urgente. El costo de la planta es alto para grupos así, sin una gran capacidad económica. ¿Por qué no los animas a unirse y así facilitar la construcción rápida de la planta? Hablé con ambos grupos. Accedieron y juntos se pusieron a trabajar. El costo de la planta era 130 mil dólares. Además del inconcebible impuesto de no sé cuánto por ciento del gobierno. Salía un costo total de 153.400.00 dólares.
Se lanzaron a comprometer a todas las instituciones iqueñas: Cámara de Comercio de Ica, Asociación de Agro-Exportadores, Patronato de Ica, Grupo Oasis y la ONG Entorna, así como los pequeños micro empresarios. Se hizo el contrato y empezó la recaudación económica. Los exalumnos fueron los que se organizaron mejor. A la hora del reparto de responsabilidades aceptaron contribuir con el 30 % del costo, y el Colectivo Respira Ica cubriría el 70 %. Hubo dificultades, pero con la buena organización de los exalumnos, hizo posible que ellos pudieran entregar el 41.5 % del costo aportando un monto total de 63,500 dólares, esto facilitó el poder concluir el pago de toda la obra en un corto tiempo. Sería interesante conocer la organización de los exalumnos, pero esto lo dejamos para otro momento.
Acto III
ElectroDunas, empresa eléctrica de Ica, aceptó que la planta estuviera unida a ellos y así dar la electricidad gratis y el uso del terreno, así como cuidar el mantenimiento de la planta. Con todo montado y tras haber hecho las primeras pruebas, se determinó la inauguración y bendición el día 23 de noviembre. Me invitaron a ese acto. No podía aceptar por ser persona en riesgo de Covid. Pero me ofrecieron ponerme carro particular sin riesgo para que pudiera estar presente en ese acto. Así fue, gracias una vez más al Sr. Pancho Massa que siempre ha puesto mucho ánimo en esta aventura del oxígeno. Cuando empezábamos la celebración se hizo presente el Señor Obispo y le acompañé en la celebración de la Palabra. Los discursos giraron en torno a que el espíritu de San Vicente había hecho posible esta obra. Por eso todas las agrupaciones habían decidido poner el nombre de SAN VICENTE DE PAUL a la planta que ayudará a salvar muchas vidas en Ica. El representante de la Cámara de Comercio de Ica, Eduardo Ojeda, exalumno vicentino, el presidente de los Agro-exportadores, José Luis Camino Ivanisevich, familia muy ligada al colegio donde estudiaron varios hermanos; la Maestra y exalumna Sarita Falconí Abregú, la exalumna Marianella Weydert Mendoza, madrina de la bendición. Todos ellos marcaron que fue San Vicente, con sus ejemplos, quien les había hecho reaccionar y poner en práctica lo que tantas veces habían oído en el Colegio. Se oyó decir la frase: “Para un Vicentino lo imposible no existe”. Cuando empezamos, muchos nos decían que esto era imposible, que de dónde sacaríamos el dinero, que era una locura. Ahora les decimos a todos los de Ica: aquí tienen la obra que parecía imposible, realizada.
Al final me pidieron decir unas palabras. Agradecí en nombre de los enfermos y pobres de Ica la obra realizada, pero estoy seguro que la obra mayor ha sido haber logrado la unidad de tantas instituciones, grupos y vivencia de valores humanistas en favor de los pobres. Si han sido capaces de hacer la obra y la unión de todos, ustedes sí podrán seguir haciendo lo que parece imposible. Sobre todo, como lo hacía San Vicente de Paúl, amarrados a las manos de Dios. Para Dios todo es posible. Ya sé que están programando la siguiente acción. Estén todos alertas, veremos cosas mayores. Gracias.
P. Alfonso Berrade, CM.