Lima, 7 de mayo de 2018
- Agradecimiento por el trabajo que realizan en la Provincia y por su participación en esta reunión como ya es costumbre en estos últimos años.
- La función de ecónomos en la comunidad doméstica y provincial parte desde la propia experiencia de San Vicente.
- San Vicente confiaba en la Providencia, pero sabía que ésta necesita de la cooperación del hombre para materializarse; por todo eso exigía una cuidadosa administración de los bienes así como una seria defensa de los derechos sobre las propiedades; y pedía que se evitasen siempre los gastos inútiles (VIII, 41; XI, 351).
- Si nos fijamos en la herencia directa de San Vicente de Paúl, en nuestros orígenes, nos daremos cuenta de la originalidad y creatividad de San Vicente de Paúl para desarrollar la caridad no solamente asistencialmente aunque la tenía muy presente para paliar las necesidades más urgentes, sino también fomentando programas con gran sentido de organización y de durabilidad. Existe una inquietud profunda a nivel de misioneros de la Provincia de crear, sostener y consolidar Proyectos de Promoción Social en línea con los criterios que nos marcan los últimos Superiores Generales que han insistido en tener presente estas iniciativas y la metodología del Cambio Sistémico.
- Después de analizar algunos aspectos de carácter general, me gustaría ahora recordarles los compromisos prácticos y las y exigencias que se encuentran en las Normas Provinciales y que, en su función de ecónomos, los deben tener muy presentes.
- Las NNPP. 45 y 46, en lo referente al voto de pobreza, hablan de la necesidad de pedir permiso al Superior cuando se trata de gastos superiores a lo equivalente a una mensualidad.
- P 52, toda recaudación económica que se obtiene por los ministerios debe ser entregada al ecónomo.
- P. 58, evaluar la práctica de la Pobreza a nivel comunitario.
- P. 120, 2, remitir el balance mensual de cada casa al Ecónomo Provincial antes de la finalización de cada mes y el balance final de año antes del 30 de enero. Esto asegura el orden y el control mensual de las cuentas y libros de caja.
- P. 123, 3 presentar las cuentas al Superior cada mes para la revisión correspondiente y luego a los miembros de la comunidad.
- Debemos tener presente también los derechos laborales de los trabajadores, ser justos y equitativos, exigirles que cumplan bien el trabajo y tener los libros que corresponden a ellos al día. El Estado es cada vez más exigente en estos aspectos. El contador externo ofrece mucha ayuda por su experiencia pero exige también una atención por parte del ecónomo para que cumpla al día sus propias responsabilidades.
- Me permito en la conclusión de estas ideas indicarles que tomen conciencia de algunas actitudes a cultivar y practicar en el manejo económico:
- Espíritu de trabajo: “todos han de sentirse sujetos a la ley universal del trabajo” (C. 32,1) Por conciencia creyente (con el trabajo cooperamos a la obra creadora de Dios) por la propia condición humana (necesidad del trabajo para subsistir) por solidaridad con los pobres (que no pueden vivir de rentas) por la misma vocación vicentina (la misión requiere “obreros que trabajen”) el espíritu de trabajo y la laboriosidad han de ser actitudes determinantes del misionero en cualquier función que realicemos.
- Responsabilidad: “Los misioneros son corresponsables, según el derecho, de la adquisición, administración y destino de los bienes temporales de la Casa y Provincia a la que pertenecen” (C.149) A todos atañe, por tanto, la preocupación por proveer de recursos a la comunidad y el cuidado y recta administración de los bienes comunes.
- Austeridad: “Nuestro estilo de vida debe denotar sencillez y sobriedad” (C. 33) Los recursos de la Congregación no son para disfrute de los cohermanos, sino para la evangelización de los pobres; de ahí el esfuerzo constante por la austeridad de vida en sintonía y solidaridad con los pobres.
- Claridad y transparencia: “Tengan presente los administradores que son tan solo distribuidores de los bienes de la comunidad” (C. 154,1) Porque quienes administran no son dueños, sino gestores, y porque los bienes son comunes (C. 25,4) todos los cohermanos tienen derecho a conocer la situación económica de la Provincia. De ahí la necesaria claridad en las cuentas, la transparencia en la información y la honradez en la gestión.
- Disposición para la formación permanente y especializada al grado de nuestras necesidades: Los ecónomos son los designados por la comunidad para gestionar sus bienes (C. 128; 153,1; EE. 77 y 81,1) Es preciso, por eso, que estén dotados no sólo de una clara identidad vocacional y un agudo sentido de pertenencia a la Congregación, sino a la vez de una preparación adecuada para la administración de los bienes. Hoy en día la buena voluntad no es suficiente para casi nada aunque se valore el esfuerzo. Han de mostrarse, por tanto, dispuestos a aprender y se han de esforzar por adquirir unas destrezas profesionales con el fin de cumplir mejor su misión.
- Solidaridad y comunión: Dado que los bienes pertenecen a la Congregación, los misioneros hemos de crecer en conciencia solidaria, mostrándonos en comunión con las demás Provincias y con la Curia General con el fin de ayudarnos mutuamente y atender a las necesidades del conjunto compartiendo los recursos (Cfr. C. 25,4; 151; 152,1)
Un agradecimiento especial al P. Jesús García que trabaja con gran dedicación y eficiencia compatibilizando su responsabilidad desde este año como rector del teologado vicentino de nuestra Provincia.
Que este tiempo pascual y el mes de María nos animen a vivir con alegría y esperanza y a sentirnos corresponsables con esta función tan necesaria para un mejor servicio a los pobres.
P. Pedro Guillén,CM.
Visitador Provincial