En este segundo domingo de CUARESMA el Evangelio que se proclama nos presenta al Señor Jesús haciendo lo siguiente:
-Elige de entre sus discípulos a PEDRO, SANTIAGO Y JUAN.
-Los elige para llevarlos aparte.
-Transfigurándose delante de ellos.
-Deja ver su rostro que resplandecía como el sol
-Deja ver sus vestidos que se volvieron blancos como la luz
Es decir, a los que eligió, les permitió ver una realidad desconocida para ellos hasta ese instante.
El relato nos hace saber que el Señor Jesús les permitió a los discípulos que eligió ver la gloria divina, la suerte de los que hacen la voluntad de Dios.
El relato que nos presenta el evangelio de este domingo nos hace conocer que a PEDRO, SANTIAGO Y JUAN se le aparecieron MOISES Y ELÍAS quienes conversaban con el Señor, aquí habría que recordar lo que se dice sobre la oración: “la oración es una conversación con el amado, una conversación entre dos”, entonces bien podríamos decir que lo que experimentan los amigos es un momento intenso de oración.
La experiencia de oración es tan profunda para ellos, porque se saben escuchados, pero también son capaces de escuchar cuando les habla su Padre Dios, entonces ya no quieren dejar de escuchar, razón por la cual procuran prolongar la experiencia en el tiempo.
Porque no se entiende de otra manera cuando dos que se aman se encuentran, sucede entonces que el tiempo se detiene, ya no hay nada que distraiga los distraiga, pues solo tienen ojos para verse, oídos para escucharse, boca para hablarse o silencio para estar juntos. De allí que los discípulos terminan diciendo “…Señor que bien que se está aquí…”.
Como para confirmar el momento de intimidad con el amado, se deja escuchar aquella voz que desde la nube resuena “esté es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenlo”.
Voz que confirma a los discípulos que quien está delante de ellos es el mismo Hijo de Dios, el amado, el predilecto y todo esto porque Él es quien hace siempre la voluntad de su Padre que está en el cielo, y nosotros podemos aprender que hacer lo mismo nos asegura que nos mantenemos en su amor, “…quien guarda mis mandamientos permanece en mí amor…”.
¿Cómo sentir temor frente al amado que nos habla? Aquella experiencia única que tuvieron los discípulos en lo alto de la montaña les provoco temor, puesto que era una experiencia nueva y única y entonces puede suceder que este tipo de intimidad con el Señor pueda crear en nosotros también temor, pero que bueno que el Señor Jesús este cerca para decirnos “levántense, no teman”, que bueno que Él está cerca de nosotros para seguir contemplándolo.
Queda por último el pedido del Señor donde les pide a los tres discípulos elegidos de no contar a nadie la visión. Pero como puede callar el amante su amor por el amado, cuando siente que si no lo proclama le explota el corazón. Se entiende este pedido por la condición que Él mismo Señor les da “hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos”.
Condición que a los amigos les tomará tiempo recordar después de la PRUEBA DE AMOR que el amado nos da. Si a los discípulos les costó aceptar la RESURRECCIÓN fue porque olvidaron esta enseñanza que en varias oportunidades el señor les dio, “…al tercer día resucitaré”, es el anuncio de que la muerte no tiene la última palabra, sino que es la RESURRECCIÓN, que nos promete la vida eterna.
HERMANOS Y HERMANAS EN CRISTO JESÚS, NUESTRO SEÑOR, FELIZ DOMINGO DE CUARESMA.
UN GRAN ABRAZO APAPACHADOR PARA TODOS USTEDES.