Viva Cristo Rey

Mucha gente, mi buen y rey Jesús, creía antaño, que vendrías con grandes alardes, que estarías en grandes palacios, pero llegaste sencillo, en la noche fría de Belén. Muchos te reconocieron, cuando niño, que eres Rey. Enseñabas con el ejemplo, ayudabas sin recibir recompensa, siempre te corrías del aplauso; pero siempre Rey. Y como tal decidiste, en una noche de Getsemaní, la suerte del mundo ya que le dijiste a tu Padre: “aparta de mí este cáliz, pero que no se haga lo que quiero, sino lo que quieras Tú”. Hoy, según tu evangelio, te miramos traspasado por la lanza del soldado, y siempre Rey. Pero muchos se burlaron de ti, los que te proclamaron “bendito el que viene en el nombre del Señor”, te hacían muecas, y uno de los que estaba a tu costado también. El otro reconoció su vida de pecado y desde su corazón te pidió que te acuerdes de él. Le prometiste paraíso. Hoy, querido Jesús Rey del Universo, muchos no quieren reconocerte, aceptarte, dudan, te dan la espalda, te suplantan, te insultan: perdónanos por eso Jesús. Acuérdate de todos nosotros, queremos que reines en toda la Iglesia y el mundo entero.

Y se acabó hoy el año litúrgico y el tiempo ordinario hoy, y la liturgia termina su año con la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. El próximo domingo es otro tiempo. Creo que podemos hacer una evaluación seria desde la apertura a Dios mismo, si es que hemos vivido con sencillez, humildad y fe este año litúrgico que se va hoy y preguntarnos si realmente estoy dando buenos frutos.

La gente siempre va a tener “un olfato de fe” para darse cuenta quién es de Dios y quién no lo es, quién vive conforme a lo que Dios quiere y quien no, quien sigue el Espíritu de Dios y quién sigue el espíritu “del mundo”, etc. En la 1ra lectura nos muestra que las tribus de Israel reconocieron a un ungido de Dios, y por eso fueron a su encuentro, y ese es David, que luego los ancianos le ungieron como rey: “las tribus de Israel fueron a Hebrón a presentarse a David. Ellos ungieron a David como rey de Israel” (2Sam.5,1-3). Las promesas de Dios se cumplieron en David. Desde la sencillez pudo gobernar. No se puede gobernar desde la injusticia, desde el manipular la dignidad de la persona violentando sus derechos, incluso hasta silenciando su voz, se gobierna buscando el bien y nunca promoviendo el mal, porque este no dura.

Cuánto ayudará en la vida de cada día que siempre tomemos en serio el pedido de Jesús de servir. Porque el que quiere “ser el primero, que sea el servidor de todos” (Mc.9,35). Dejémonos que Él nos saque “del dominio de las tinieblas” como dice hoy San Pablo (Col.1,12-20) para que podamos servir a los demás y no servirnos de los demás. Estamos llamados a reconocer que Él es autor de todo cuanto existe, es quien rige el mundo y a cada uno en particular. Debemos reconocer el señorío de Dios cada día.

El cuadro que Lucas nos presenta es de Cristo clavado en la cruz al lado de dos ladrones. Las muecas, las burlas, los señalamientos, el cuestionamiento al Rey de Reyes estaban a flor de piel en el Gólgota: “Las autoridades le hacían muecas diciendo: a otros ha salvado; que se salve a sí mismo si es el Mesías de Dios” (Lc.23,35-43). ¿Acaso Jesús se merece eso? ¿No será que muchos no entienden quién realmente es Jesús que lo desprecian o lo ponen en un segundo plano?

Hoy pasa como antaño, mucha gente es indiferente para las cosas de Dios. Estamos perdiendo el horizonte de la fe, ya Jesús para esas personas “fue un personaje del pasado”, ya que “ahora se viven otros tiempos”. Cuando se pierde realmente el rumbo de la fe, se pierde todo. Cuando no dejamos que Jesús reine en nuestra vida, familias, matrimonios, comunidades, ministerios, congregaciones, trabajos, proyectos, decisiones…todo se estropea. Podemos preguntarnos con todo esto: ¿es Jesús realmente el centro de mi vida?

Te invito para que, a partir de ahora, le demos permiso a Jesús para que entre en nuestra vida, para que reine en cada uno, y de manera constante, que no le echemos de nuestra vida. Que reine Jesús por siempre.

VIVA CRISTO REY. VIVA CRISTO REY. VIVA CRISTO REY.

 

Con mi bendición:

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