LECTIO DIVINA –SAGRADA FAMILIA- “B”
DIOS SE DA A LOS NIÑOS
LA PALABRA HOY: Génesis 15,1-6; 21,1-3; Salmo 104; Hebreos 11,8-11-12.17-19; Lucas 2,22-40
Ambientación: Cuadro de la Sagrada Familia; imágenes del nacimiento y al centro un cirio adornado.
Cantos sugeridos: Vamos pastores vamos; Noche de paz
Oración inicial
Sagrada Familia de Nazaret,
comunión de amor de Jesús, María y José,
modelo e ideal de toda familia cristiana,
a ti confiamos nuestras familias.
Haz de cada familia un santuario en el que se acoja y se respete la vida: una comunidad de amor abierta a la fe y a la esperanza, un hogar en el que reinen la comprensión, la solidaridad; y en el que se viva la alegría de la reconciliación y de la paz.
Concédenos que todas nuestras familias tengan una vivienda digna en la que nunca falten el pan suficiente
y lo necesario para una vida verdaderamente humana.
Abre el corazón de nuestros hogares a la oración,
a la acogida de la Palabra de Dios y al testimonio cristiano;
que cada una de nuestras familias sea una auténtica Iglesia doméstica en la que se viva y se anuncie el Evangelio de Jesucristo. Amén.
LECTIO: ¿Qué dice el texto? Lucas 2,22-40
Motivación: El Evangelio de hoy nos va a presentar a la Sagrada Familia viajando al templo de Jerusalén para cumplir con los ritos previstos por la ley. Ana y Simeón, representantes del Antiguo testamento, son capaces de reconocer la novedad que significa Jesús, quien ha venido como luz al mundo. Escuchemos.
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la Ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la Ley del Señor:
“Todo primogénito varón será consagrado al Señor>, y para hacer la ofrenda que manda la Ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones”.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la Ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: “Mira, este niño está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida; así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.”.Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
Preguntas para la lectura:
- ¿Por qué razón van María y José a Jerusalén?
- ¿Qué rasgos caracterizan a Simeón y Ana?
- ¿Qué gestos proféticos realizan?
- ¿Cuál es la causa de alegría y la alabanza de estos dos personajes?
- ¿Qué futuro anuncia Simeón al niño?
MEDITATIO: ¿Qué ME dice el texto?
Motivación: María y José no lo tuvieron todo claro desde el principio. Fueron creciendo en la fe y dejándose ayudar por las personas que Dios ponía en su camino, como Simeón y Ana. Así fueron configurando una familia abierta a lasa voluntad de Dios.
- ¿Espero en mi vida al Salvador? ¿Cómo? ¿Dónde?
- ¿Lo acojo con los brazos abiertos como Simeón y Ana?
- ¿Hasta qué punto la familia de Nazaret es modelo de fe para mi familia, para mi comunidad?
- El ejemplo de la Sagrada Familia, ¿qué pasos concretos me invita a dar en mi vida familiar?
- ¿Cómo podemos ayudarnos para formar una familia abierta y comprometida en la construcción de una sociedad mejor?
ORATIO: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Mirando a la Familia de Nazaret habremos recordado a las familias que no pueden estar juntas por peleas, problemas de trabajo, migración… También habremos recordado los valores familiares que luchan por sobrevivir en nuestra sociedad. Agradezcamos y alabemos a Dios por nuestras familias, pidamos fuerzas para el compromiso.
- En el espíritu de acción de gracias y de contemplación de la vida familiar de tantos padres y madres de familia que siguen el ejemplo de José y de María, hacemos nuestro el salmo 127: Dichosos los que temen al Señor.
CONTEMPLATIO: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Para San Vicente la caridad, el amor, es el elemento esencial que anima la vida de toda comunidad y, por qué no decirlo, de toda familia:
“La caridad es el alma de las virtudes y el cielo de las comunidades. La casa de San Lázaro será un cielo si hay caridad; el cielo no es más que amor, caridad; la felicidad principal de la vida eterna consiste en amar… no hay nada más deseable que vivir con los que uno ama y se siente amado”. (XI, 763)
“Permiso”, “gracias”, “perdón”. En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (Papa Francisco, 13 de mayo de 2015).
- Comentar en comunidad, grupo, familia este texto del Papa Francisco y proponer algunas acciones concretas para ponerlo en práctica.
Oración final
Dios Padre de todos, que te defines como Amor y que quisiste que tu hijo, Cristo Jesús, creciera al calor del amor familiar al lado de María su madre y de san José, bendice con tu Espíritu a nuestras familias cristianas, que en medio de cansancios y esperanzas, dudas y alegrías, gozos y temores, ilusiones y desencantos, caminan hacia ti.
Señor, hoy te pedimos: que crezca siempre más y más el amor mutuo de los esposos y de los padres e hijos entre sí.
Fortalece la unión de quienes llamaste al matrimonio y la familia; que nuestros hogares reflejen fielmente las virtudes domésticas de la Familia de Nazaret. Amén.
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En Power Point (Sor Pilar Caycho, HC)