SOMOS EL REBAÑO QUE CRISTO GUÍA

La comunidad de Antioquía, que se venía fortaleciendo con el aporte de judíos venidos de Jerusalén como Bernabé y la colaboración de judeo-helenistas como Saulo llamado Pablo, empiezan su aventura misionera por la región de la actual Turquía. El autor de Hechos, propone el método a seguir en la evangelización: primero a las sinagogas judías, y luego a los paganos. El problema se suscita cuando los judíos empiezan a ser hostiles frente a la inclusión de paganos en la comunidad, generando incomprensiones que llevaron en muchos momentos a oponerse a esta iniciativa misionera. Las reacciones fueron muy adversas por parte de los judíos más tradicionales, propiciando que la misión diera un giro radical, dejando de lado a las sinagogas judías y abriendo más los espacios a los temerosos de Dios y paganos. Es el preludio de una expansión sin precedentes del anuncio de la resurrección del Señor Jesús hacia el mundo occidental.

En la segunda lectura, continuamos la lectura del Apocalipsis, y se propone la descripción de quienes han sufrido la tribulación por causa del evangelio. La multitud de estos hermanos que han derramado su sangre por Cristo, los ha convertido en triunfadores, logrando blanquear con su sangre sus vestiduras y convirtiéndose en confesores de la alabanza al único soberano de todo, que ha delegado su poder al Cordero degollado, llamado a ser el Buen Pastor de toda esta gente. Este es un claro mensaje de esperanza, de resistencia, sostenido solo con la fortaleza de los que no responderán con violencia a tanto oprobio, sino saben esperar que recibirán el consuelo a sus pesares y decepciones.

Este domingo cuarto de pascua es llamado el domingo del Buen Pastor porque en el evangelio se alude a esta imagen muy conocida en la Biblia, y que representa el modelo de autoridad en la Iglesia. El evangelio de Juan en el capítulo 10 actualiza la profecía de Ezequiel 34 cuando critica duramente a los malos pastores o guías que terminaron por descalabrar al pueblo, advirtiendo que eso mismo le puede pasar a la comunidad cristiana si no se sigue los pasos del Buena Pastor, Jesús. Quienes escuchan la voz del pastor están a buen recaudo, y no sufrirán la desgracia de la segunda muerte, porque estamos, desde la salvación obrada por Cristo, tan unidos al Padre que hemos sido introducidos a esta relación familiar cuyo mejor ejemplo es la misma relación del Padre con el Hijo. La Iglesia nos está pidiendo rezar por las vocaciones a la vida sacerdotal, y frente al gran peligro del clericalismo que ha hecho y sigue haciendo mucho daño a nuestra comunidad de creyentes, debemos poner toda nuestra atención en comprometernos a redoblar nuestras fuerzas en la oración por los jóvenes que están en la etapa de formación inicial. Despertar una vocación se convierte en un gran desafío para la comunidad de creyentes y no debemos renunciar a esta misión así pasen los años y no aparezca un joven a dar ese paso definitivo. Dios no nos abandonará, pero es preciso hacer algo más por esas vocaciones que están en germen, pues necesitan un estímulo más eficaz y patente.

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