“Todos quedaron llenos del Espíritu”
En una parroquia lejos de la ciudad había un grupo oración, que la integraban señoras de avanzada edad y que nunca o casi nunca habían estado en una escuela. Tenían algo en común: siempre llamaban al Espíritu Santo, danzaban, cantaban y alababan a Dios, porque sentían la necesidad de hacerlo. ¿Cuál era su tristeza?: no eran bien vistos por los demás grupos parroquiales, tampoco por algunos sacerdotes y líderes laicos de esa comunidad, porque estos se burlaban de ese grupo. Una vez muchas personas que pasaban por ese salón escucharon hablar “cosas raras” o “palabras raras” o “lenguas raras”. Dos de esas personas habían estudiado las lenguas de la biblia, y tenían varios títulos académicos. Ellos oyeron hablar esas “cosas raras” o “lenguas raras”, pero esta vez con frases en hebreo y griego que ellos pudieron traducirlos. De pronto cambiaron de aspecto, su rostro se llenó de lágrimas (lloraban como un niño sin consuelo), porque Dios “les había hablado”, habían entendido que eran mensajes para ellos de una parte de su vida que no estaba ordenada. Fueron a ese salón y de rodillas le pidieron perdón a ese grupo y como segundo acto de fe, pidieron que les impusieran sus manos para que orasen por ellos.
Hoy la Iglesia y el mundo entero se llenan de gozo y saltan de alegría porque celebramos este acontecimiento grande y de fe llamado PENTECOSTÉS: FIESTA DEL ESPÍRITU SANTO, FIESTA DE LA IGLESIA (hoy nace la Iglesia para la misión).
Dios tiene sus formas de hablar y de actuar, desde el concilio Vaticano II se habla de “reconocer los signos de los tiempos”, o sea la forma cercana de hablar de Dios. Usó un cenáculo para hablar a todos los que estaban ahí: “todos reunidos en un mismo lugar” (Hch.2,1-11). Hoy también desea hablarte el Señor, puede usar el corazón como un “gran cenáculo” donde Dios se siente a gusto de estar ahí para hablarte. El viento, el ruido, las lenguas de fuego son signos externos que nos muestra la lectura de cómo el Espíritu Santo se hacía presente. Pero algo que nos llama la atención es que “TODOS QUEDARON LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO” (v.4). Pentecostés es fiesta del Espíritu Santo para llenarnos de Él y hablar sin miedo a los demás, no importando circunstancias ni lugares. Es una urgencia hablar de Dios a los demás, el mundo “se está quedando sin Dios” y necesitamos hombres y mujeres del Espíritu capaces de hablar de Dios desde su propia vida: “todos los oímos proclamar en nuestras propias lenguas, las maravillas de Dios”.
Pero no podemos hablar de Dios, sino es “movido (impulsado) por su Espíritu” (1Cor.12,3-7.12-13). ¿Qué tanto crees en el Espíritu Santo?, ¿crees que es Dios?, ¿crees que habla?, ¿se puede manipular al Espíritu Santo (peligro que hay que evitar)?, ¿todos tenemos al Espíritu Santo?, ¿es cierto que “regala” dones o carismas, y estos son ordinarios y extraordinarios? San Pablo marca la respuesta: “hay diversidad de carismas pero el Espíritu es el mismo. Hay diversidad de servicios pero el Señor es el mismo”. Cuando recibimos el Bautismo, recibimos al Espíritu Santo con “paquete completo”, con “regalo completo”: dones, carismas, ministerios, pero en semilla. Pero, ¿sabes? Hay mucha gente, incluso de Iglesia, y los que no lo son, que “cuestionan” sin fundamento el actuar del Espíritu; ellos se están enfrentando con el mismo Dios!!! Es bueno saber lo que piensa la Iglesia acerca de los dones del Espíritu Santo: “Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente, una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo” (Nvo.Cat.799-800).
Jesús, a sus propios amigos los Apóstoles, los encontró “con las puertas cerradas por temor a los judíos” (Jn.20,19-23). Ese temor se fue, cuando les regaló su Espíritu, desde el momento que entró les dijo: “la paz sea con ustedes”. ¿Qué pasa cuando alguien se encuentra con Dios? Se llena de alegría, de júbilo, te da ganas de cantar, de alabar, de bendecir a Dios, y no te quedas callado ante tantas maravillas de Dios mismo en ti!!! El texto dice: “los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor”. Jesús les muestra que Él sigue siendo el mismo, no ha cambiado. Una vez que les regaló su paz, ahora les regala una misión: “Como el Padre me envió, así también los envío YO a ustedes…reciban Espíritu Santo”. Hoy quiere el Señor darte la misma misión de sus amigos los Apóstoles, ¿aceptas ese reto de ser portador del mismo Jesús para hablar y actuar en su nombre?
Pedir Espíritu Santo, creer en el Espíritu Santo, desear Espíritu Santo, son algunas de las tareas del creyente hoy. Apertura, docilidad, ganas de servir, obediencia, sencillez, fe, humildad, son algunos de los requisitos para pedir y recibir Espíritu Santo, para ser llenos de Él.
Con mi bendición.