El evangelio de este domingo nos hace una presentación de Juan el Bautista, como un hombre de Dios y a la vez nos presenta cual es la misión que nos trae este hombre de Dios.
Lo primero que se nos dice de la misión que trae es SER TESTIGO. Lo segundo que se nos dice es que tiene la misión de dar testimonio de la luz, y la razón para cumplir con esta misión es para la gente venga a la fe.
Luego de la presentación que nos hace el evangelista de Juan el Bautista, nos presenta la escena donde hay gente que deseando saber quién es Juan envía una embajada para preguntarle sobre su identidad y entonces empiezan con la primera de las cuatro primeras preguntas con las que desean confirmar la identidad de Juan pero que las respuestas que da Juan en vez de aclarar confunde más a los enviados, pero a la vez son preguntas que expresan la expectativa que se vive en ese momento sobre la venida del Mesías: ¿Tú quién eres? ¿Entonces, qué? ¿Eres Elías? ¿Eres tú el profeta?
No soy el mesías, no soy Elías, no soy el profeta. Son las respuestas que Juan da a las preguntas realizadas a su persona.
A estas alturas los enviados necesitan una respuesta afirmativa para poder llevársela a quienes los han enviado y por eso le preguntan ¿Quién eres? Y entonces Juan hace suyas las palabras del profeta Isaías “… yo soy la voz que grita en el desierto: allanen el camino del Señor”.
Con esta respuesta está indicando dos cosas, “yo soy la voz que grita en el desierto” es la afirmación que Juan hace de sí mismo en cuanto es un hombre enviado por Dios, y por lo tanto, que su mensaje es para quienes buscan a Dios y por lo tanto salen a buscar el mensaje en su enviado, el hombre de Dios que los invita a la conversión y los bautiza en señal del inicio de una nueva etapa en la vida del creyente.
El grito “allanen el camino del Señor” estaría indicando que hay quienes han llenado el camino de la salvación de obstáculos haciendo difícil el recorrido para el pueblo que busca seguir al Señor, el mismo Señor Jesús acusara a los fariseos de “…Atan cargas pesadas e insoportables, y las ponen sobre los hombros de la gente; pero ellos no mueven ni un dedo para llevarlas…” (Mt23, 4).
Dada la respuesta de quién es él Juan nuevamente es interrogado pero ya no sobre sí mismo sino sobre una actividad que realiza: “Entonces ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?” y nuevamente Juan en vez de aclarar las dudas responde diciendo “yo bautizo con agua; pero en medio de ustedes hay uno que no conocen,…”
Es como decir ustedes se están distrayendo queriendo saber sobre mí y no se preocupan por lo que es importante y lo importante es conocer a uno que vino enviado y que ya está entre ustedes.
La dificultad que tenían las personas en tiempo de Juan el Bautista, también se hace presente entre nosotros y para comprobarlo bastaría echar una mirada a los adornos de navidad que utilizamos cuántos de ellos hacen una referencia directa sobre el misterio de la encarnación y cuantos de los adornos son de color rojo, blanco, verde…
Todavía estamos a tiempo para centrar nosotros también nuestra atención y tratemos de descubrir a aquel que ya está entre nosotros…
QUE EL BUEN DIOS QUE EN SU GRAN AMOR ENVIÓ A SU HIJO PARA SALVARNOS NOS CONCEDA LA GRACIA DE SEGUIR PREPARANDONOS PARA RECIBIR A SU ENVIADO.