Celebramos este domingo la Resurrección del Señor Jesús con lo que damos por concluido el Triduo Pascual el que iniciamos con la celebración vespertina de la cena del señor y al amanecer por la tarde celebramos la pasión del Señor que culmina con su muerte en la cruz y su cuerpo depositado en la tumba luego al atardecer primero del sábado velábamos junto a la tumba a aquel que por amor a nosotros entrego su vida y así pasamos todo el día para alcanzar en nuestro velorio el atardecer primero del día primero de la semana y entonces recordábamos todo lo que dios hizo en favor de todos y eso para ser agradecidos con Él pues nuestra memoria a veces se comporta de manera frágil y pronto olvidamos todo el bien que nos hace Dios y en eso andábamos escuchando su palabra que nos recordaba sus hechos prodigiosos y su amor entrañable elevando cantos y oraciones delante de Él y antes de que amanezca el primer día de la semana muy de mañana de pronto somos sorprendidos por una noticia, que al igual que a las mujeres que fueron a la tumba, nos llena de alegría y la razón es que al que buscan muerto ya no está en la tumba porque ha resucitado según su palabra y también a nosotros nos salido al encuentro del camino y nos ha invitado a alegrarnos.
Como fue la resurrección, no lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que resucito y se deja ver por los suyos y para verlo hay que ir a Galilea donde empezó la cosa, hay que hacer un nuevo aprendizaje.
El evangelio según San Juan, de la misa del día, nos presenta a María Magdalena yendo al sepulcro muy temprano, cuando aún estaba oscuro y antes de llegar ve la piedra quitada de la entrada del sepulcro, María Magdalena ya no necesita acercarse hasta la entrada a la tumba para saber que se han llevado el cuerpo del señor y por eso vuelve corriendo, porque hay prisa para dar aviso de lo sucedido a Simón Pedro y el otro discípulo que a su vez corren de prisa hasta el lugar donde fue sepultado el Señor y lo encontraron como se los había dicho la mujer pero ellos se acercan y entran primero Simón y luego el otro al que tanto quería el Señor y lo que vieron fue las vendas por el suelo y el sudario enrollado aparte, del cuerpo no había rastro, era como lo había dicho la mujer no está el cuerpo. De pronto frente a lo que tienen a la vista el discípulo que tanto quería el señor “vio y creyó” y la razón que da el evangelista es que hasta ese momento recién entendió la escritura “que Él había de resucitar de entre los muertos”.
Esto es lo que sabemos y esto es lo que anunciamos que el señor ha resucitado y esta es la razón de la alegría cristiana la que todos estamos invitados a vivir porque ha resucitado el Señor.