En el evangelio de este domingo se nos presenta al señor Jesús hablándole a sus discípulos y lo primero que les asegura es que la ley y los profetas se debe cumplir siempre, aunque de una manera diferente ya que él ha venido a darle PLENITUD y que ellos, sus discípulos, deben ser mejores que los escribas y fariseos si es que desean entrar en el reino de los cielos.
Y para ser mejores deben practicar los mandamientos no como los escribas y fariseos sino en plenitud, es decir deben ir más allá de la letra de tal manera que su manera de vivir se vea afectada porque viven de una manera diferente.
Y porque sus discípulos entiendan este nuevo proceder movidos por el deseo de cumplir los mandamientos les empieza a explicar en qué consiste esta plenitud de la Ley en este caso sobre estos tres mandamientos:
– No matarás
– No cometerás adulterio
– No jurarán en falso y cumplirás tus votos al Señor
Pero en su enseñanza va más allá de la letra por eso se pone explicar en todo lo que implica y exige el cumplimiento de estos y como afecta la vida del creyente y la de los demás.
Les hace notar que el primero “NO MATARÁS” debe ayudar no solamente a preservar la vida, sino que también esta vida debe vivirse en paz y respeto para con los demás y además, el cumplimiento de este primer mandamiento busca la idoneidad para presentar la ofrenda y que esta sea agradable a Dios, por eso hay buscar la reconciliación con aquel con quien tiene alguna queja contra mí.
De igual modo el segundo “NO COMETERÁS ADULTERIO” además de preservar la vida de pareja de la familia también busca que sus discípulos aprendan a cultivar una conducta recta que lo lleve a descubrir que no se debe consentir malos deseos en el corazón porque estos lo desvían de la voluntad de Dios y pone en peligro su propia salvación.
En la enseñanza de la PLENITUD del tercer mandamiento “NO JURARÁS EN VANO Y CUMPLIRÁS TUS VOTOS AL SEÑOR” aquí el Señor Jesús les pide a sus discípulos que no juren por nada ya que deben ganarse la confianza de los demás en el valor de la palabra dada, recuerdo haber escuchado en mi niñez a mis mayores decir “el buey vale por sus cuernos y el hombre por su palabra”, de allí que les dice que a ellos les debe bastar un sí o un no porque saben mantener su palabra y su palabra no es falsa ni necesita de nada más para que valga sino el cumplimiento de su compromisos de quien la da.