El señor Jesús hablándole a sus discípulos insiste en la importancia de que sus seguidores permanezcan unidos a Él; ya que al igual que el domingo pasado donde usando una figura agrícola relativa al cultivo de la viña, de manera plástica, intentaba enseñar a sus primeros discípulos y también a nosotros, que la única manera de dar fruto abundante era permaneciendo unidos a Él. Los frutos que todo cristiano debe producir son las buenas obras que realiza en favor de los demás y lo debe aprender así, porque como buena hija o buen hijo de Dios debe hacer lo que ve hacer a su Padre, y Dios siempre hace el bien en favor de nosotros.
El evangelio de este domingo, avanza en su enseñanza a sus discípulos y también a nosotros la manera como nos mantendremos unidos a Él y lo hace diciendo “si guardan mis mandamientos permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”.
Hermanos y hermanas ya estamos avisados también nosotros, ya que, con esta enseñanza, sabemos cuál es la manera de permanecer unidos al Señor Jesús ya que nos lo acaba de decir también a nosotros.
Y es que, solo movidos por el amor a Él, es que todo lo que nos pida el Señor Jesús no nos costará realizarlo ya que para quien ama no hay nada mejor que agradar al ser amado, y nosotros ahora sabemos que eso lo lograremos “guardando sus mandamientos”.
Y como para animarnos a hacerlo nos dice también a nosotros como a los primeros discípulos que nos enseña esto para que su alegría esté en nosotros y así nuestra alegría llegue a su plenitud.
Y para que no nos compliquemos la vida nos recuerda de manera asertiva cual es el mandamiento que nos ha dado para que lo guardemos y no los dice de esta manera “esté es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado” y como para tener presente cuanto nos ha amado, Él nos dice “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.
Con esto nos da a saber cuál es la medida que debe tener nuestro amor, sería por eso que al hablar del buen pastor decía que “el buen pastor da la vida por sus ovejas”.
Nuestro amor por los demás de ninguna manera puede ser excluyente sino todo lo contrario tiene que ser necesariamente inclusivo ya que nuestro Señor ha entregado su vida por todos porque a todos nos ha amado al igual que el Padre que buscando salvar a todos envió a su Hijo Unigénito al mundo.
La tarea entonces debe ser como aquella canción que en su letra dice “amémonos de corazón y no de labios, ni fingido…” porque si no lo hacemos de esta manera entonces no podremos decir que somos amigos del Señor ya que Él ha puesto la medida “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando”.
La elección que el Señor hace de cada uno de nosotros es con el fin de que vayamos por el mundo y demos frutos de buenas obras en favor de los demás y que este fruto de las buenas obras dure siempre.
Los hijos e hijas de Dios debemos hacer el bien en todo momento y este bien no depende de cómo se comporten los demás con nosotros, sino que depende del ejemplo que nos da nuestro Buen Padre Dios, ya que Él hace el bien en favor de todos haciendo caer la lluvia sobre todos y dejando que los rayos de sol favorezcan a todos. Si nos cuesta aceptarlo recordemos que al banquete están invitados buenos y malos y es así porque a todos quiere salvar nuestro Padre Dios.
BUEN INICIO DE MES, ACOMPAÑADOS DE LA MADRE BUENA, QUE NOS ENSEÑA A GUARDAR LAS PALABRAS DEL SEÑOR EN NUESTRO CORAZÓN PARA IRLAS MEDITANDO.