El evangelio de esta semana nos presenta al Señor Jesús reunido con la gente que se acerca a Él para oír la Palabra de Dios. Es decir la gente reconoce en Él a uno que habla de parte de Dios, un profeta, ya no solamente lo buscan para llevarle sus enfermos y así les devuelva la salud sino que ahora poco a poco les interesa seguirlo para escuchar lo que Dios tiene que decirles a ellos por medio de su profeta.
El Señor Jesús ya no solamente se dedica a enseñar en la sinagoga sino que en esta oportunidad lo hace en campo abierto, más aún ahora lo hace a orillas del lago de Genesaret, es aquí donde enseña a la gente de parte de Dios.
Para hacerlo se ha ayudado de una barca que estaba en la orilla, ya que los pescadores habían vuelto de su faena de pesca, para que la gente que se había agolpado alrededor de Él y que tenía ganas de escuchar la palabra de Dios pudiera oírlo más fácilmente y no solamente oírlo sino también pudiera contemplarlo desde el lugar donde se encontraban. Qué importante es sentir la cercanía de Dios, es como antiguo donde Dios escuchando el clamor de su pueblo se abajo para ver que eran aquellos clamores y llantos que se elevaban hasta Él. Hoy Dios se acerca a su pueblo nuevamente para anunciarles BUENA NOTICIA que les traiga alegría a sus vidas.
El evangelio nos hace saber que terminando el Señor Jesús de enseñar a la gente le pidió al dueño de la barca que: “Rema mar adentro, y echen las redes para pescar”; de pronto el Señor Jesús empieza a dirigir la vida de estos pescadores que se han “pasado la noche entera sin sacar nada” y les “MARCA LA CALA, es decir donde deben arrojar las redes si es que realmente desean pescar y recoger abundantes peces”; es así que Simón dueño de la barca aunque le hace conocer su parecer acepta hacer lo que aquel hombre de Dios le está indicando, “maestro aunque nos hemos pasado la noche entera trabajando y no hemos sacado nada; pero si tú lo dices, echaré las redes”.
El evangelista nos hace saber el resultado de aquel dejarse guiar por alguien a quien se le reconoce que sabe más que nosotros, por eso la reacción de Simón ante tal portento es echarse a los pies de Jesús y tal vez fruto de haber estado escuchando atentamente la enseñanza del Señor Jesús le hace una confesión donde reconoce su condición de pecador y lo hace reconociendo su indignidad de tal cercanía de allí que le dice “Apártate de mi Señor que soy un pecador” ante esta actitud manifestada por Simón el Señor Jesús le hace saber que lo que él sea no impide a que pueda hacerse en un colaborador de la misión de anunciar la cercanía del reino de Dios, “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”, ya fuiste testigo de lo que Dios puede hacer en favor de aquellos que le obedecen y hacen lo que Él les pide, viste la abundancia con que recompensa a quienes se atreven a hacer lo que se les ha mandado, las barcas casi se hundían con tanta pesca cuando habían terminado la labor de toda la noche con las redes vacías.
Ahora es tiempo de decisiones, y no solamente Simón sino también sus compañeros Santiago y Juan hijos de Zebedeo “dejándolo todo, lo siguieron”, después de sacar la barca a tierra.
¿Qué aprendemos nosotros de este pasaje del evangelio según san Lucas?
-Lo primero a ejemplo de la gente buscar y seguir al Señor Jesús para escuchar de sus labios la palabra de Dios.
-Si el señor nos dirige su palabra y nos pide nuestra colaboración estemos siempre dispuestos a hacerlo.
-Aunque nuestra experiencia nos enseñe, es importante que decidamos hacer siempre lo que el Señor nos pide ya que siempre saldremos ganando.
-Ante la presencia y cercanía del Señor siempre será bueno reconocer nuestra indignidad y nuestros pecados ya que al hacerlo nos damos la oportunidad de vivir la experiencia de ser acogidos por Él.
-Descubrimos que si somos invitados por el Señor, no interesa nuestra condición, sino que lo importante es lo que Él puede hacer de nosotros si hacemos lo que nos pide.