Ama a Dios y a tu prójimo en un mismo amor
No hay amor a Dios no hay amor a los hermanos.
No digamos que amamos a Dios si no amamos a los hermanos. No digamos que amamos si nuestras obras no son obras de amor. No digamos que amamos si no somos capaces de darnos, de entregarnos, de morir un poco cada día, por felicidad del ser amado. No digamos que amamos si no somos capaces de matar nuestro egoísmo, nuestro orgullo, nuestras ansias de poseer, de dominar, de esclavizar, de usar al toro en nuestro provecho. Solo que aman de verdad, solo que tienen limpio el corazón, verán a Dios.
Amor, unión de corazones, comunidad reunida alrededor de una misma mesa comiendo y bebiendo justicia, solidaridad, fraternidad.
Amor, unión de voluntades, creando amistad, construyendo un mundo donde todos nos abracemos con Dios en un mismo abrazo de amor.
Amor, mano extendida al necesitado, agua para el sediento, pan para el hambriento, vestido para el desnudo, compañía para el solitario, paz para el angustiado.
Amor, si es la verdad y no a la mentira, si a la dignidad de la persona humana y ni al goce pasajero y deshumanizante, si a la felicidad y no a la traición, si a la sinceridad y no a la hipocresía.
Amor, darle y entregarse a Dios y a los hombres como el mismo Dios se nos dio hasta la entrega total en la Cruz.
Amor, darse y entregarse a Dios y a los hombres en u8n mismo amor; sacrificarse, renuncia a uno mismo, ser todo para Dios y para nuestros hermanos.
Amor, decir si a Dios cumpliendo sus mandamientos, decir si a Cristo colaborando con El en su Plan de Salvación, decir si al hombre construyendo y compartiendo con el paz y fraternidad.
Esta es la Ley del Señor. Esa es la ley que debemos vivir. Esta es la Ley que debemos entregar.
Por eso, ama con el corazón de Dios y, después, haz lo que quieras.
- Javier