Queridos amigos
El evangelio de Lc 4, 14-21 es como la “tarjeta de presentación” de Jesús. Nos dice quién es Él y cuál es su misión en este mundo. Quién es Él lo habían dicho anteriormente los ángeles cantando su Gloria a Dios; la estrella de Belem guiando a los Reyes Magos; el Padre Dios y el Espíritu Santo, cuando Juan bautizó a Jesús en el Jordán; su madre María (Jn 2,5) y el milagro-signo que hizo en las Bodas de Cana de Galilea, convirtiendo el agua en vino. Es por ello que a estos sucesos los llamamos epifanías o revelaciones de que Jesús es Dios.
Agradecido al pueblo que le vio crecer, quiso darles la primicia del notición, que todos esperaban. Ni en Jerusalem ni en Cafarnaum. Había escogido para ello el pequeño Nazaret, donde además estaban su madre -(¡se merecía esa primicia!)-, y sus primos hermanos y familiares y amigos. Todos tenían sus ojos puestos en Él observa Lucas intencionadamente (Lc 4, 22). (¿¡Los tendremos hoy también nosotros!?). Jesús acaba de leer lo que el profeta Isaías había escrito ocho siglos antes sobre el Mesías (Is 61,1)… Está hablando de mí, dice Jesús con toda naturalidad: ¡Yo soy ese Ungido por el Espíritu de Dios! y he sido enviado a evangelizar a los pobres…
Más claro, imposible. Jesús es el Mesías prometido y esperado (el hijo de Dios, cosa que no aceptarán y por la que querrán matarlo (Lc 4, 29) y lo matarán (Mt 26, 63-66). Y ha venido a evangelizar (llevarles la Buena Nueva del Reino de Dios) a los pobres. Cuando un cristiano se siente “tocado por el Señor” y se decide a ser como Él y seguirle, suele surgirle una duda: ¿cuál de los Jesús? ¿El Jesús orante? ¿El sufriente? ¿El que está siempre con los enfermos? ¿El maestro? ¿El evangelizador de los pobres?
Es la gran pregunta que se hizo Vicente de Paul cuando decidió entregarse al Señor a tiempo completo y con toda el alma. La respuesta la encontró en Lc 4, 8: “Me ha me ha enviado a evangelizar a los pobres”, que puso como lema de la Congregación de Misioneros, que él fundó. “Nuestra vocación, dice, es muy semejante a la Nuestro Señor Jesucristo, que, al venir a este mundo, asumió como principal tarea la de asistir a los pobres y cuidarles.” Qué bueno si también nosotros nos dedicamos a evangelizar a los pobres…