El evangelio de este domingo nos presenta al Señor Jesús recibiendo a los discípulos de los fariseos y partidarios de Herodes, esto después de haber tenido su encuentro y conversación con los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo a raíz de la pregunta ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado esa autoridad?
Los discípulos de los fariseos y los partidarios de Herodes se acercan al señor Jesús con una intención determinada: buscar en las palabras del Señor Jesús algún motivo para acusarlo.
Y si para conseguir su objetivo deben primero alagar al señor, se quedan atrás, entre nosotros diríamos “pasarle la franela” primero.
“Maestro, sabemos que eres sincero, que enseñas con verdad el camino de Dios y que no te dejas influenciar por nadie, pues no miras las apariencias de las personas”. Cualesquiera que busca el elogio y no la voluntad de Dios se dejaría llevar por las lisonjas que los demás le hacen escuchar, pero el Señor no ha venido a buscar el elogio sino que todos escuchen el evangelio de la salvación, y escuchando puedan hacer una valoración de lo que van viviendo y descubrir si está viviendo o no según la voluntad de Dios, aunque esto despierte rechazo y deseos de eliminarlo de parte de aquellos que ven en peligro su posición de poder en peligro o amenazada.
Los que buscan al Señor en este encuentro, después de alabarlo lanzan la pregunta que lleva trampa. ¿Estamos obligados a pagar el impuesto al emperador o no? Digo lleva trampa porque si la respuesta es positiva ya tienen un motivo para acusarlo de traidor del pueblo, colaboracionista con el poder opresor romano y por lo tanto sería repudiado, si la respuesta es negativa entonces ya hay motivo para acusarlo ante la autoridad romana por soliviantar al pueblo a desconocer la autoridad romana y por lo tanto sería hecho prisionero.
Sin embargo el Señor sale airoso de la trampa tendida al pedir que le muestren la moneda con la que se paga el impuesto y termina enseñándoles que si bien es cierto que hay que cumplir con la responsabilidad ciudadana de pagar el impuesto también les recuerda que todos debe cumplir con su responsabilidad de creyentes es decir dándole obediencia a Dios en todo lo que Él les pide.
A la luz de este pasaje evangélico la enseñanza para nosotros sería en primer lugar, no dejarnos utilizar como tontos útiles, haciendo la tarea sucia de otros. Los enviados hacer la tarea de aquellos que los enviaron.
La segunda enseñanza sería que nuestra responsabilidad ciudadana no nos exime de vivir y cumplir nuestra responsabilidad de creyentes.
PARA TODOS MI DESEO DE UNA BUENA SEMANA.
INVITO A COLABORAR CON LOS MISIONEROS Y MISIONERAS ECONOMICAMENTE EN LA COLECTA DEL DOMUND.
QUE EL SEÑOR JESÚS AL QUE SEGUIMOS, Y ENTRE NOSOTROS LO LLAMAMOS “SEÑOR DE LOS MILAGROS” NOS ACOMPAÑE SIEMPRE…