Este domingo el evangelio que se proclama es continuación del relato del evangelio del domingo pasado y el Señor Jesús sigue hablándoles a los sumos sacerdotes y ancianos del templo. 

Para ubicarnos en el contexto del relato debemos recordar que el Señor Jesús ha llegado a Jerusalén e ingresado a la ciudad aclamado como el “Hijo de David” por la multitud creando alarma e interrogantes a la ciudad “¿Quién es este? A lo que la gente respondía “es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea” Y ya dentro de la ciudad al llegar al templo echa de allí a los cambistas y se acercan a Él algunos ciegos y cojos a quienes sana y hace que los niños lo sigan proclamando “hosanna al Hijo de David” y esto causa indignación en el jefe de los sacerdotes y maestros de la ley.  

Después de descansar en Betania, regresa el Señor Jesús al Templo donde le salen al encuentro los jefes de los sacerdotes y ancianos del pueblo para interrogarlo y saber con qué autoridad hace lo que hace. 

El Señor Jesús antes de responder a la pregunta que le han planteado, Él a su vez les plantea una pregunta en relación al bautismo de Juan y era si este venía de Dios o de los Hombres. Ante una respuesta donde dicen no saber de dónde viene ese bautismo. El Señor Jesús les cuenta la historia de los dos Hijos y la posterior pregunta ¿Cuál de los dos hizo lo que el padre quería? Y entonces ellos responden y dejan en claro que si saben distinguir pero que no saben hacer lo que Dios quiere. 

Es después del desarrollo de todos estos acontecimientos cuando el Señor Jesús les cuenta otra historia, parábola también la llaman, a los ancianos del pueblo y a los Sumos sacerdotes, parábola que al inicio se asemeja a la que canta el profeta Isaías en la primera lectura, pero  pronto sufre una variación ya que a diferencia de la viña que produce uvas agraces, la viña de la historia que narra el Señor Jesús, si produce buenos frutos, pero los viñadores no quieren darle al dueño lo que le corresponde por el arriendo de la viña y por el contrario ejercen violencia sobre los enviados por el dueño a reclamar los frutos que le corresponde.  

Después de contar la historia el Señor Jesús, donde ha resaltado el mal comportamiento de los arrendatarios, les vuelve a preguntar “¿qué hará con aquellos viñadores?” y nuevamente los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo vuelven a responder. Y por esa respuesta dada el Señor Jesús les vuelve a decir que no solamente las prostitutas y los publicanos les llevan ventaja para entrar en el reino de Dios, sino que, a ellos se les quitará el reino de Dios y le será dado a quienes den fruto a su tiempo, los frutos de las buenas obras que nacen de hacer la voluntad de Dios. 

A la luz de la palabra de Dios nosotros debemos ser conscientes que no basta con ser miembros del Nuevo Pueblo de Dios que es la Iglesia, por el sacramento del Bautismo que hemos recibido, sino que estamos llamados a vivir según las consecuencias de la fe que hemos recibido y profesado.  

Todos estamos invitados no solamente a confesar nuestra fe en Cristo Jesús Señor Nuestro, sino que nuestras obras deben hablar de esa fe confesada.  

Cada uno es responsable de dar los frutos de buenas obras que el dueño de la viña espera recibir.  

SIGAMOS CAMINANDO EN EL SEGUIMIENTO DEL SEÑOR JESÚS, QUE NOSOTROS ESTE MES LO LLAMAMOS “SEÑOR DE LOS MILAGROS”. 

ESTA PRIMERA SEMANA DEL MES DE LAS MISIONES OFREZCAMOS NUESTRAS ORACIONES POR LA PERSEVERANCIA DE LOS MISIONEROS Y POR LOS QUE VIVEN EN LOS LUGARES DE MISIÓN.  

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