El evangelio que se proclama en este domingo II del tiempo ordinario está tomado del evangelio según San Juan y que nos presenta a Juan el Bautista dando testimonio sobre la persona de Jesús, a quién lo da a conocer como el Mesías.
El primer testimonio lo da aquel día en que fueron a preguntarle quien era, él dejo bien en claro que no era el Mesías, ni Elías, ni el profeta, pero que, en medio del pueblo, ya se encontraba uno que era mayor que él y que ese sí bautizaría con Espíritu Santo a diferencia de él que bautiza con agua.
El segundo testimonio que Juan da sobre el Señor Jesús es a raíz de un encuentro al día siguiente cuando lo ve venir hacia él y entonces dice “…He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, para que todos relacionen de que está hablando, les recuerda aquello que les había dicho sobre uno que era más grande que él y que además aunque él no lo conocía, lo supo reconocer porque aquel que lo había mandado bautizar con agua para prepararle un pueblo bien dispuesto para su enviado le había dado una señal para poder reconocerlo “…Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo…” y por eso puede Juan decir de Jesús, que Él es el enviado de Dios, su Mesías prometido, “…es el Hijo de Dios…”
El tercer testimonio que Juan da sobre el Señor Jesús es frente a dos de sus discípulos y esto ocurre cuando al día siguiente estando Juan caminando con ellos de pronto el Señor Jesús aparece al alcance de sus vistas y es ocasión para que Juan nuevamente lo señale y diga de Él “…He aquí el Cordero de Dios…”.
Este testimonio desencadena el seguimiento que terminara en discipulado. Los primeros en seguirlo serán los dos discípulos de Juan que le han escuchado decir que Jesús es el Cordero de Dios y por lo tanto deciden seguir al señor Jesús. El Señor Jesús al percatarse de este seguimiento los interroga preguntándoles que es lo que buscan y ante pregunta tan repentina solo atinan a responder que quieren saber dónde vive y el Señor los invita a que vayan con Él para que vean y tal parece que lo que vieron les encanto porque se quedaron con Él.
Andrés fue a buscar a su hermano Simón para decirle que ha encontrado al Mesías y lo invita para que también él tenga la oportunidad de conocerle. Es así que se da el primer encuentro entre Jesús y Simón a quien el señor reconoce como el hijo de Jonás y a quién en ese encuentro le cambia de nombre dándole uno nuevo “… tú serás llamado Cefas que traducido quiere decir Pedro…”
Así se da inicio la reunión de los que luego llegaran a ser sus primeros discípulos y después apóstoles cuando nombre al grupo de los doce.
Que podemos aprender nosotros a la luz de la palabra de Dios proclamada en medio de nosotros.
Lo primero que debemos aprender desde la persona de Juan el Bautista es el de dar testimonio de aquel a quien reconocemos como el Mesías delante de todos para que todos tengan la oportunidad de conocerle y seguirle.
Lo segundo es intentar dar una respuesta cada uno de nosotros a la pregunta hecha por el Señor ¿qué buscan? Y yo añadiría ¿Qué buscan al seguirme?
Lo tercero que podemos hacer es estar dispuestos a dejarnos cambiar por el Señor Jesús, como se dejó cambiar Simón que desde ese instante se convirtió en Pedro.