El Evangelio de este domingo nos hace saber que los judíos criticaban al señor Jesús por haber dicho “Yo soy el pan bajado del cielo” y es que ellos lo conocían como el hijo de José, si conocemos a sus padres, como dice ahora que ha bajado del cielo”. Ya había sucedido allá en Nazaret cuando el Señor Jesús se puso a predicar, la gente reconocía la sabiduría con que lo hacía y también los milagros que realizaba, pero les costaba creer en el señor Jesús, por qué lo conocían, tal parece que la familiaridad no ayuda a creer en el Señor Jesús. Algo parecido nos sucede ahora, miembros de algunos coros que entonan bonitas canciones, pero que entre canción y canción se distraen o se salen del templo. O como algunos catequistas que enseñan a los niños sobre el sacramento de la Eucaristía, pero que no les da pena no participar en la celebración de la misa, o miembros de las cofradías o hermandades que se preocupan mucho por participar en el carguío en las procesiones, pero no en participar en la celebración de la misa dominical, ni que decir de los que integran las bandas de música que tocan aquella marcha durante la consagración pero no tienen una participación completa en la celebración de la misa.
El Señor Jesús les pide a los judíos que no critiquen por lo que ha dicho “Yo soy el pan bajado del cielo” y a ellos les parece escandaloso. Luego les dice que nadie puede ir a Él si es que no lo atrae el Padre que lo ha enviado. También les anuncia que el que vaya con Él, a ese lo resucitará el último día. En estas tres frases se deja entrever que los judíos no terminan de entender quien es el que está delante de ellos, el señor Jesús es el hijo de José.
Otra cosa que les hace saber el Señor Jesús es que todo aquel que ESCUCHA lo que dice el Padre y APRENDE ese va al Señor Jesús. Y lo sigue porque ha creído en Él y por eso tiene vida eterna.
Al terminar de decirles estas cosas a los judíos nuevamente el Señor Jesús vuelve a afirmar “Yo soy el pan de vida” que a diferencia del maná que comieron en el desierto, este pan que baja del cielo es para que el que coma de él no muera. Y vuelve a reafirmar que el que coma de este pan vivirá para siempre.
Termina el Evangelio donde el Señor Jesús les hace saber a los judíos que el pan que Él les dará es su carne para vida del mundo.
Esto como para que no quede dudas sobre que alimento les está hablando, para que sepan de que pan bajado del cielo les esta hablando y de paso también nos lo va diciendo a nosotros.
Sabemos bien que en la experiencia diaria de nuestras vidas hay hechos o momentos que nos ponen al límite, donde sentimos que ya no es fácil ser imitadores de nuestro Padre que siempre obra el bien, en favor de sus hijas e hijos.
Es ahí donde podemos comprender mejor al Señor Jesús que también a nosotros nos dice, como a los judíos de aquel entonces, que Él es el pan de vida, el alimento que nos vuelve a dar las fuerzas más allá de nuestras propias fuerzas para hacer lo que Él nos pide y así poder llegar a la meta, imitando a Dios nuestro padre que solo hace el bien, y todos sabemos que nuestra meta es la casa paterna,
QUE EL BUEN DIOS Y PADRE NUESTRO NOS AYUDE A NO OLVIDAR ESTA VERDAD DE FE Y ASÍ ESFORZARNOS POR ALIMENTARNOS DEL ALIMENTO QUE NOS DA VIDA ETERNA.
BENDICIONES.