El pan verdadero es Dios!!!
Una historia que nos puede animar. Una vez un pastor protestante se encontró con su amigo sacerdote y le dice: “¿cómo es eso de la Eucaristía, no entiendo, explícamelo?”. Es fácil, le contestó. Nosotros creemos que Jesús está realmente presente en cada Eucaristía, bajo las especies de pan y vino, que al comulgar nos unimos al mismo Jesús, y que Él y no otro es el pan que nos da vida y vida eterna. El pastor contestó: “¿de verdad crees eso?”. A lo que el sacerdote contestó: “sí”. “Yo creo que nadie cree eso de ustedes los católicos, replicó el pastor. ¿Sabes por qué? No, no lo sé” contestó el sacerdote. “Te voy a decir la verdad querido amigo: yo fui la vez pasada a una de tus misas y me encontré con un panorama de total incredulidad y de falta de respeto. Unos mascaban chiclets, otros conversaban entre ellos, otros estaban mirando su celular o enviando mensajes, etc. ¿Sabes? Me dio mucha pena y me cuestionó mucho. Si ustedes los católicos creyeran que de verdad Jesús está en la Eucaristía, todos entrarían caminando de rodillas al templo, y pusieran atención al misterio de fe que dicen ustedes y podrían valorar más y mejor la Eucaristía”.
Elías experimentó el desierto (representa lugar de sequedad espiritual, lugar donde es fácil caer en “tentación”, lugar para apartarse “del mundo”, para escuchar la voz de Dios, lugar para recobrar fuerzas y caminar hacia adelante), pero para reclamarle a Dios: “Basta, Señor. Quítame la vida, que yo no valgo…” (1Rey.19,4-8). ¿No será esa mi actitud, la tuya o la de todos?, ¿no será que nos sentimos cansados, sin fe, sin ganas de nada? Eso pasa cuando vivimos un desierto sin sentido, sin el pan de la esperanza, del gozo, de la fe misma, de la alegría y de las ganas de vivir…Un ángel (mensajero o portador de la “voz de Dios”) se presenta a Elías para animarle: “Levántate y come”. Hoy eso nos dice el Señor: ánimo, levántate, cree, confía, Yo estoy contigo siempre (cf.Mc.5,36; Jn.16,33; Mt.11,28-30; Mt.28,20; Jn.14,1).
Si queremos alejar de nosotros aquello que nos quite la paz, la caridad fraterna, las ganas de amar y de servir, el pedir perdón y perdonar…escuchemos a San Pablo: “No entristezcan al Espíritu Santo” (Ef.4,30-5,2).
Ante tanta crítica negativa, cuestionamiento al mismo Jesús, incredulidad, etc, Jesús mismo se presenta como lo que es: “Yo soy el pan bajado del cielo” (Jn.6,41-51). Él y no otro es la salvación, el que da sentido a todo lo que hacemos y decimos. ¿Queremos tener vida eterna?, nuestra tarea será siempre creer!!!
La duda, el cuestionamiento sin sentido a la fe, el afán, la soberbia, entre otros, son los “enemigos de la fe” que nos impiden acercarnos al verdadero que es Jesús!!!
Si nos acercamos a Jesús Eucaristía, en gracia de Dios, con fe, apertura, sencillez, humildad…experimentaremos el gozo de un Dios vivo, cercano y que nos da la Salvación.
Él es alimento de la esperanza, del consuelo que necesitamos, de la bendición que buscamos, de la motivación para hablar de Él a otros, etc.
El pan verdadero es Dios y no otro. ¿Lo crees de verdad?