Queridos amigos
El evangelio de este domingo (Lc 11, 1-13) nos propone el Padrenuestro como la oración por excelencia y nos pide rezarlo con confianza e insistencia. Hasta lograr lo que pedimos. La enseñanza viene como anillo al dedo, pues estamos celebrando el Día de la Patria, que nos pide y merece que oremos por ella. El Padrenuestro es sin duda la mejor oración que tenemos y podemos rezar los cristianos cada día y hasta varias veces al día. Invitándoles a leer las catequesis del Padrenuestro que el Papa Francisco acaba de darnos, veamos tres de las muchas razones para rezarlo: 1. Es la oración de Jesús; 2. Es el santo y seña de la Iglesia comunión; y 3. Es nuestro programa de trabajo
1. Ante todo el Padrenuestro es la oración de Jesús. No tanto porque Él nos la enseñó cuanto porque es la oración que Él rezó a su Padre Dios. Es esto precisamente lo que hace grande y único el Padrenuestro entre todas las oraciones (del cristiano y del resto de las religiones). Es la oración de su querido Hijo en diálogo de amor con su Padre. No sé cuánto puedan agradarle a Dios las otras oraciones que le dirigimos, pero sí sé que le agradan mucho más los Padrenuestros bien rezados. ¿Por qué? Porque cuando el Padre Dios los escucha, es a su Hijo amado a quien escucha complaciente (Mt 3,17). Yo diría que, con un gesto, el Padre Dios (y los ángeles y los santos), mandan bajar el volumen a los demás orantes, para escuchar sin interferencias la oración de su querido Hijo Jesucristo. Esto sin contar que el Espíritu Santo lo reza con nosotros.
2. Es Lucas (11,13) quien nos dice que Jesús dio el Padrenuestro a los apóstoles (y en ellos a nosotros), como el santo y seña del Grupo. La palabra clave y distintiva de la Comunidad de los Discípulos del Señor, su contraseña. Lo que habría de diferenciarlos de los otros Grupos existentes, el de Juan Bautista, por ejemplo (Mt 6,9). Pero no sólo esto. Para la Iglesia (y para nosotros, que somos iglesia), es la cumbre de toda su actividad. Es por ello que lo rezamos infaltablemente en la Misa, en cada uno de los sacramentos y en cada parte de la oración litúrgica.
3. El Padrenuestro es ciertamente un conjunto de peticiones (6), que dirigimos con amor confiado a nuestro Dios, esperando que nos las conceda. Pero es también un Programa de Actividades (7), que el Padre Dios espera que llevemos a cabo para hacer realidad cada una de sus siete peticiones. Si nosotros no nos esforzamos por ser santos y por ayudar a que lo sean todos, si no nos comprometemos a vivir y anticipar a este mundo las cualidades del Reino de Dios (paz, amor, unidad, libertad…), etc. estamos rezando a medias el Padrenuestro.