Queridos amigos, reciban mis cordiales saludos en este Domingo día del Señor.
Estamos en el domingo 15 del tiempo ordinario.
Y hoy también hacemos memoria de la Santísima Virgen María en su advocación de Nuestra Señora del Carmen.
Dejémonos acompañar de la Madre de Dios, quien escuchó perfectamente la Palabra de Dios, para que también nosotros recibamos la Palabra de Dios que hoy nos llega con ese bello ejemplo de la “Semilla” en la parábola del sembrador.
Las lecturas de hoy es un reconocer cómo es Dios que no cesa de darnos su Palabra y cómo espera que la recibamos para dar frutos en abundancia, una vida bienaventurada.
La primera lectura es del profeta Isaías (Is.55,10-11), nos muestra en el poder de la Palabra de Dios, en confiar desde la fe, en la eficacia de esa palabra que llega como agua que fecunda la tierra para que la semilla de pan para la vida. Sólo es necesario acogernos al poder y fuerza transformante de la Palabra en nuestra vida.
Así, esta profecía nos introduce a reconocer en Cristo ese “pan de vida eterna”.
El salmo 64, es un canto a la generosidad de Dios.
En la segunda lectura de la carta de San Pablo a los Romanos (Rm.8,18-23), nos mantiene en la esperanza de aquello que aún no se alcanza será posible y real por el poder de Dios. No será la frustración, ni la corrupción que nos esclaviza lo que pueda más que aquello que nos aguarda “la libertad gloriosa de los hijos de Dios,…” aguardamos el triunfo de los bienes de la Redención que nos da Cristo.
El evangelio de Mateo (Mt.13,1-23) es la parábola del sembrador. Muy conocida. Es una muestra del amor de Dios que esparce su semilla (su Palabra-Cristo) a todos los espacios a todas las personas, y podemos decir que hoy también esparce su semilla en nuestro corazón.
El tema, está en cómo acogemos esta Palabra, y de qué cosas tenemos que librarnos para recibir esta Palabra: librarnos de la indiferencia, y de nuestras incoherencias, en querer estar con Dios y con el poder del mundo que seduce.
Ante la Palabra hay que decidirse, aceptas o rechazas, das espacio permanente a Dios en tu corazón, y rezas con devoción el Padre Nuestro, para buscar su voluntad y no caer en las tentaciones que nos ofrece lo mundano.
Oremos al Señor, demos gracias porque sigue esparciendo su semilla (Palabra), para darnos oportunidad de una vida abundante.
Los tengo presente en mi oración y en la misa que participaré hoy.
Sigamos invocando a la madre de Dios.
Oh Maria sin pecado concebida.
Ruega por nosotros que recurrimos a ti.
Nuestra Sra. Del Carmelo,
Ruega por nosotros.
Les deseo un buen domingo.

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