En el evangelio que se proclama este domingo se nos presenta al Señor Jesús saliendo de casa para sentarse en la orilla del mar, imagino para descansar, pero hasta allí acude mucha gente, que seguramente quiere seguir escuchando sobre la cercanía del reino de los cielos, es decir aquella buena noticia que trae alegría a sus corazones porque se les hace saber que Dios es su padre, que siempre escucha sus oraciones, que todos ellos son importantes para Dios y que como Padre los ama a todos.
Llego tanta gente que para hablarles tuvo que subirse en una de las barcas que estaban en la orilla y desde allí estando sentado le habló a la multitud que se quedo de pie como quien escucha con atención lo que el Señor tiene que decirles y aunque les hablo en parábolas y mucho rato ellos se mantuvieron atentos porque lo que les decía alegraba su corazón.
Para comprender mejor la razón por la que el Señor Jesús les enseña a la multitud la parábola del sembrador, debemos recordar el evangelio de la semana pasada donde en oración agradecida dirigida a su Padre, Señor de cielo y tierra, le decía que estaba bien que le haya ocultado los secretos de reino de los cielos a los sabios y entendidos y que le haya parecido bien revelársela a los sencillos.
Pero que esta revelación debe ser recibida con actitud agradecida y sobre todo que es necesario poner en practica esta revelación para que se haga efectiva en la vida de cada uno de los oyentes.

El Señor Jesús empieza a contarles la parábola del sembrador donde hace notar que la semilla, que es la Palabra de Dios cae en cuatro tipos de terreno, que son las persona que lo escuchan, y que aunque todos los terrenos reciben la semilla, solo uno de los terrenos que recibe esta semilla logra que produzca frutos.
Los otros tres terrenos aunque reciben la semilla, está no crece o si crece, la condición desfavorable de los terrenos no permiten que den fruto.
Nosotros ahora lo sabemos por que así se lo da a entender a sus discípulos cuando estos acercándose al señor le preguntaron porque les hablaba en parábolas y después de explicarles la razón de hacerlo así, paso a explicarles a ellos el sentido de la parábola.
Al preguntarles a los niños de la catequesis ¿qué clase de terreno, de los cuatro que menciona el Señor Jesús en la parábola, ellos querían ser? Al principio todos guardaron silencio y ante la insistencia de la pregunta, primero una niña se atrevió a decir que ella quería ser tierra buena para recibir la Palabra de Dios y después todos los niños terminaron diciendo que ellos querían ser el terreno bueno, pues querían dar fruto abundante.
Yo les dije entonces que cada vez que ellos hagan algo bueno estarán produciendo frutos, ya que estarán haciendo lo que Dios quiere, es decir que todos hagan el bien sobre todo en bien de los demás.
Y termine invitando a todos los presentes a pedirle al sembrador, el Señor Jesús, que Él nos prepare para ser terreno bueno, capaz de producir fruto abundante, que nos haga capaces de hacer siempre el bien.

CADA VEZ MÁS CERCANA LA FECHA DE NUESTRAS FIESTAS PATRIAS, PIDAMOS AL SEÑOR, QUE SEAMOS CAPACES DE SER TERRENO BUENO, PARA RECIBIR SU PALABRA Y REALIZAR EL BIEN QUE TANTO NECESITA NUESTRO PERÚ.

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