Queridos amigos, reciban mi cordial saludo y pido a Dios los bendiga abundantemente.
Ya estamos en el primer domingo de la cuaresma, preparando un camino de 40 días hacia la Pascua!!!.
El miércoles de ceniza empezamos esta peregrinación penitencial.
Este primer domingo escuchamos el evangelio de las tentaciones y el próximo domingo escucharemos el evangelio de la transfiguración del Señor. Son estos evangelios los que marcan el sentido de la cuaresma: la penitencia y conversión y el gozo de la esperanza que nos aguarda el misterio de la transfiguración, participación en la gloria de Dios.
Las lecturas de este Domingo nos motivan a la esperanza que trae la presencia de Dios, su presencia es su promesa que se aviva aunque haya corazones que se desvíen de su amor.
La primera lectura del Génesis (Gn.9,8-15), después del “diluvio universal” a causa “que la maldad cundía en la tierra”(Gn.6,5), Dios hace su Alianza con Noé a favor de la vida, inaugurando un tiempo nuevo. Una nueva oportunidad marcada con la Alianza “unilateral” que hace Dios. Preludio de la Alianza nueva y eterna que se dará en Cristo.
Así el salmo 24, se hace una oración que ilumina el camino nuevo “Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad…porque tú eres mi Dios”.
En la segunda lectura, tomada del apóstol Pedro (1Pe.3,18-22) se presenta a Cristo como el que nos conduce a Dios y por su Resurrección y las aguas del bautismo, se abre el camino de la fidelidad, centrada en el poder de Cristo.
El evangelio de Marcos (Mc.1,12-15), nos presenta a Jesús conducido por el Espíritu hacia el desierto durante 40 días. Jesús va a experimentar las tentaciones (al modo del Génesis), y superando la tentación de la maldad, saliendo victorioso del “desierto”, prosigue su camino, en su misión de anunciar el “Evangelio” y decía: “… conviértanse y crean en el Evangelio”.
Jesús nos enseña a vencer las tentaciones, principalmente la tentación de rechazar la confianza en Dios (Gn.3,5), de ignorarlo.
En el miércoles de ceniza, el sacerdote nos marcó en la frente, y nos dijo: “Conviértanse y crean el evangelio”.
Y esa es la consigna, volver al Señor, tener fe en Dios. Seguir la buena nueva de Jesús.
Es necesario “detenernos” para hacer oración y por el discernimiento superar las tentaciones que nos alejan de Dios.
Recemos con devoción El Padre Nuestro para vencer las tentaciones que encontramos en nuestro corazón.
Los tengo presente en mi oración y cariño, y en la misa que celebraré más tarde.
Sigamos orando unos por otros.
Oh María sin pecado concebida. Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.