CUARESMA, TIEMPO PARA PURIFICAR LA VIDA

¿Alguna vez te has preguntado por qué no nos salen bien las cosas? ¿Por qué nuestra vida a veces deja de tener sentido?

Hace unos días atrás iniciábamos un tiempo tan especialmente hermoso que se nos dice que es un TIEMPO FUERTE DE GRACIA Y DE CONVERSIÓN, y ese es el tiempo de cuaresma. Se nos hacía recordar con la imposición de la ceniza que nuestra vida es: caduca, perecedera, temporal, pero siempre necesitada de Dios, por tanto, no podemos nada sin Dios (cf.Jn.15,5; Filp.1,21). Nuestra vida es un regalo de Dios, de Dios venimos y a Dios volvemos.

En la 1ra lectura encontramos una hermosa confesión de fe que hace el pueblo Israel, para fortalecer su vida, para purificarla y llenarla de sentido dentro de un contexto de liberación: “Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor y el Señor escuchó nuestra voz. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido” (Dt.26,1-2.4-10). Los israelitas vivían oprimidos, y se dejaron llevar por Dios a una tierra de promisión. Entendieron que no pueden vivir todo el tiempo de esa manera, que su vida debe estar siempre pendiente de Dios y confiando en su poder.

Entendemos por qué el salmista también confiesa que no puede nada sin Dios: “Refugio mío, baluarte mío, Dios mío, confío en ti, lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé” (Salmo 90). Cuaresma es un tiempo para poder confiar en Dios ciegamente y dejarnos llevar por él, aún a pesar de que el miedo, la incertidumbre, la desesperanza, puedan esclavizarnos. Cuidado de pensar de que nada tiene sentido. Dios nos libera, nos protege porque “conoce nuestros nombres”.

Cuaresma es un tiempo para dejarse llevar por el Espíritu de Dios en nuestra vida. En el evangelio de hoy Jesús se deja llevar por el Espíritu: “Durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto” (Lc.4,1-13). Desierto, por un lado, puede significar lugar de encuentro con Dios, es apartarse “del mundo” para escuchar siempre la voz de Dios; pero, por otro lado, lugar donde es fácil caer en el pecado, lugar de sequedad, hasta puede significar un sin sentido en la vida. ¿Cuántas veces nos dejamos conducir por el Espíritu de Dios en nuestra vida o por el espíritu del mundo? ¿Se nota que en mí está el Espíritu de Dios? ¿Se nota que en mí está el espíritu del mundo? Habrá que tener, en esta santa cuaresma, mucho cuidado porque el diablo siempre se va a vestir de bondad, de luz, de religiosidad para hacernos caer. Se presenta siempre en aquello que nos cuesta superar, y te presenta lo malo como bueno. Esa es la astucia perversa del que te quiere quitar la paz, la fe, la salud (ya que la manipula), la esperanza (haciéndote creer que ya nada tiene sentido), la familia (la divide), el matrimonio (lo debilita y lo confunde), etc. Cuidado, ya que “el ladrón viene a robar, a matar y a destruir” (Jn.10,10).

Este pasaje es conocido como las “tentaciones de Jesús en el desierto”. Cuando los evangelios nos hablan de este pasaje, resaltan el gesto de Jesús de dejarse llevar por el Espíritu al desierto, pero también la victoria del mismo Jesús ante esas tentaciones. Cuaresma es un tiempo para dejarse llevar siempre de Dios y no por otras cosas que no son de Dios. Cuaresma es un tiempo para salir victoriosos con Cristo (cf.Rom.8,35; Sal.23,4; 2Cor.5,17). En el nombre de Jesús te pido que no te dejes llevar por el espíritu del mundo, eso te hace esclavo.

Hay una promesa de fe que San Pablo pone en su carta a los Romanos, para los creyentes (para fortalecer su fe) y, sobre todo para los que piensan que ya nada tiene sentido, o que dudan de su fe (para que se vuelvan para Dios): “Nadie que cree en Él quedará defraudado” (Rom.10,8-13).

Qué maravilloso es aprender a confiar en Dios para salir victoriosos de las tentaciones, doblemente hermoso será el poder animar también a otros a confiar en Dios que todo lo puede y todo lo hace bien.

Cuaresma, tiempo para purificar la vida por la acción del Espíritu de Dios en nosotros.

Con mi bendición.

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