Celebramos como Iglesia la fiesta solemne de Pentecostés con lo cual damos termino a este tiempo de Pascua del presente año litúrgico, desde la celebración de la PASCUA DEL SEÑOR han transcurrido cincuenta días, y entre los judíos celebraban la fiesta de PENTECOSTÉS con la que hacían memoria a la entrega de las Tablas de la Ley a Moisés por Dios, pero también se remontaba a la fiesta de las chozas, tiempo donde se daba gracias a Dios por los frutos recogidos en las cosechas realizadas, y esto sucedía cincuenta días después de haber celebrado la Pascua. 

El evangelio de este domingo nos presenta al Señor Jesús hablándoles a sus discípulos sobre algo que va a realizar cuando Él vuelva junto al Padre y esto que va a realizar es el envío de un DEFENSOR, y este es el ESPÍRITU DE LA VERDAD y cuya procedencia está en el Padre y el envío de este DEFENSOR es para que dé testimonio de Él, tal como lo darán los discípulos sobre su persona, la persona de Nuestro Señor Jesucristo, porque estuvieron con Él desde el principio; y el testimonio que darán será sobre lo que vieron y oyeron desde que empezaron a  caminar junto al Señor, y el testimonio que den será sobre como Nuestro Señor cumplió en la tierra todo lo que el Padre le había enviado a hacer, como quien dice les hablamos de lo que hemos visto y oído. 

Este DEFENSOR, el Espíritu de la verdad, tendrá por misión ayudar a comprender y los guiará hasta la verdad plena, y esa verdad es que Dios es un Padre que ama a sus hijos e hijas de tal manera que no se mide en su amor con tal de poder salvar a todos, que le interesan de manera especial los que están orillados en el camino ya sin fuerzas ni esperanzas para seguir avanzando, más aún se sienten abandonados y rechazados por los demás incluso llegan a pensar que Dios de ellos ya se olvidó y que no les interesa. Para llegar a ellos y hacerles conocer su amor envió el Padre a su Hijo muy querido, esto es algo difícil de comprender, pero el DEFENSOR ayudará a comprender. 

Este DEFENSOR no hablará por su cuenta, sino que hablará de parte del Padre ya que recibirá de parte del Señor lo que les irá comunicando, y lo que les comunique es lo que el Señor ha recibido del Padre ya que todo lo del Padre es suyo, por eso lo glorificará, es decir vuelve al Padre que lo envió para gozar de la gloria que tenía junto a Él desde antes de la creación del mundo. La glorificación es necesaria para poder enviar desde el Padre al nuevo DEFENSOR. Ya les había dicho a sus discípulos “les conviene que yo me vaya a donde el que me envío porque así, les podré enviar al nuevo DEFENSOR”. 

Nosotros hermanos y hermanas hemos conocido que esté nuevo DEFENSOR nos enriquece con sus dones, los dones del Espíritu Santo, y es bueno recordar que la manera de glorificar a Nuestro Señor es permitiendo que estos dones den fruto en nosotros ya que sería la prueba palpable de que nos dejamos conducir por el Espíritu de la verdad y de esta manera nuestro testimonio sobre el Señor Jesucristo será creíble ante el mundo. 

Conviene recordar cuales son esos frutos que nos concede producir el Espíritu santo gracias a sus dones recibidos. Los frutos del Espíritu Santo son la caridad, la alegría, la paz, la paciencia, la bondad, la benignidad, la generosidad, la mansedumbre, la fidelidad (fe), la modestia, la templanza y la castidad 

QUE LA FIESTA SOLEMNE DE PENTECOSTÉS SEA PARA TODOS NOSOTROS UN COMPROMISO DE HACER PRODUCIR FRUTOS A LOS DONES CON QUE EL ESPÍRITU NOS ENRIQUECE…   

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