Damos inicio a la SEMANA SANTA con la celebración del DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR. Celebración que nos va acercando a la celebración gozosa de la fiesta de nuestra salvación LA PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR.
Inicia la celebración con la Procesión de las Palmas. Se proclama el evangelio según san Marcos donde escuchamos el relato de la entrada triunfal del Señor a Jerusalén y como alfombraban el camino por donde iba pasando el señor y con sus aclamaciones hacen un reconocimiento explícito de quien es el que va montado sobre el pollino cría de una burra y que es lo que trae consigo: “Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David. Hosanna en el cielo”.
La proclamación del evangelio nos recuerda a quien aclamamos también nosotros y nos ayuda a no olvidar lo que trae consigo para nosotros.
La Pasión del Señor relatada según san Marcos nos ubica al inicio dos días antes de la fiesta de la Pascua judía y de los panes ázimos, con los que el pueblo recordaba la liberación de la esclavitud en Egipto, y nos hace conocer la predisposición los sumos sacerdotes y escribas de querer acabar con el Señor, meta que logran alcanzar a través de la mentira, manipulación y presión sobre quienes en su momento tienen el poder de decidir sobre la suerte del preso.
El relato de la pasión encierra en sí las últimas horas de vida del Señor Jesús donde se puede apreciar su relación con las personas, los discípulos, los apóstoles, las autoridades religiosas judías, la autoridad romana, con su Padre que está en el cielo.
Es tiempo de comer la Pascua con sus discípulos, quienes preparan la cena Él llega con los doce a quienes les revela que uno de ellos lo va a entregar, pero también es una cena donde da el pan bendecido como su cuerpo y la copa bendecida como su sangre, derramada por todos.
La autoridad religiosa judía encontró motivo de acusación para condenarle en la respuesta que da el señor sobre su identidad: ser el Mesías. La autoridad civil romana lo condenó por agradar a la gente que pedía que les suelte a Barrabas y no a Jesús para quien piden que sea crucificado.
Son tiempos intensos de negación y llanto de arrepentimiento. Tiempo de abusos de poder y de fuerza, de humillación.
Hasta que llega el tiempo de muerte, pero también de reconocimiento de que verdaderamente era Hijo de Dios. Tiempo de bajar el cadáver y sepultarlo en el sepulcro. Es tiempo de observar pues luego vendrá el tiempo de comprender…
Nosotros como creyentes debemos procurar leer el testimonio de amor que nos da el Señor Jesús por nosotros, por todos nosotros y el testimonio de amor que nos da el Padre en esta Pasión.
Para comprender debemos tener presente aquella frase “no hay amor más grande que el de dar la vida por los amigos”.
Bendecido inició de la Semana Santa.