Con la celebración del BAUTISMO DEL SEÑOR se da por concluido el tiempo de navidad y ya desde el lunes dábamos inicio al tiempo ordinario.
El evangelio de este domingo nos presenta en primer lugar a Juan el bautista acompañado de sus discípulos a quienes da testimonio sobre la persona del Señor Jesús de quien dice que “Este es el cordero de Dios” expresión que es muy familiar para sus discípulos ya que después de oírlo se fueron siguiendo al Señor Jesús, es un SEGUIMIENTO que brota del testimonio que su maestro a dado del que ahora siguen.
Es un seguimiento que brota de la esperanza que ha de venir uno enviado por Dios para salvar a su pueblo, una esperanza que les lleva a esperar la aparición del Mesías, seguimiento que es cuestionado por el mismo Señor Jesús al interrogarlos “¿Que buscan?”, cuestionamiento que no es contestado por ninguno de los dos, sino que les lleva a contestar con otra pregunta “Maestro ¿Dónde vives?, en ciertas situaciones para no quedarse callado e iniciar un diálogo vale hacer preguntas retóricas como la de ahora pero que sin embargo desencadena luego una relación fructífera.
El señor Jesús los invita a seguirlo para que ellos vean “donde vive” y ellos al ver donde vivía se quedaron con Él aquel día.
Ahora los que se han hecho discípulos del señor al aceptar seguirlo cuando los invito a que vengan a ver dónde vivía uno de ellos es identificado como Andrés, uno que luego pasará a formar el grupo de los doce, quien tiene un hermano llamado Simón a quien al encontrarlo le da una noticia que debió sonar como BUENA NOTICIA a sus oídos ya que lo que le anuncia su hermano es “hemos encontrado al MESÍAS” y no contento con darle la noticia Andrés llevo a su hermano a la presencia del Señor Jesús, imagino que para presentarlo.
El encuentro entre el señor Jesús y Simón fue impresionante puesto que el Señor Jesús se le quedo mirando, le prestó atención, Simeón a su vez miraba al que le había presentado su hermano como el MESÍAS, el CRISTO, y de pronto el Señor le dirige la palabra llamándolo por su nombre y haciendo referencia a quién es su padre, para luego decirle “tú te llamarás CEFAS (que se traduce Pedro) y al hacerlo el señor Jesús está manifestando autoridad sobre el recién llegado, tal vez en algo tiene que ver con el cambio de nombre que recibe Abran para pasar a ser Abraham, padre de un pueblo numeroso, y Simeón, el que ahora se llama Pedro será quien tenga la responsabilidad de ser quien confirme a sus hermanos en la fe, a los miembros del NUEVO PUEBLO DE DIOS.
Lo que podemos aprender en este domingo y a la luz del evangelio es que también nosotros podemos seguir al señor sin ser llamados, pero cuando el señor se da cuenta que lo seguimos es el quien pone las condiciones para seguirle y entonces toma posesión de nuestra vida y nosotros debemos dejar que Él la cambie, incluso cambiándonos el nombre como lo hizo con Simón, ya que el nombre expresa una misión.
“Y tú le pondrás por nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de los pecados” vemos claramente que el nombre expresa una misión.