El evangelio de este domingo inicia relatando que el Señor Jesús se marcha a un sitio tranquilo y apartado, si recordamos los últimos domingos nos presentaba la liturgia de la palabra en la proclamación del evangelio al Señor Jesús enseñando a la gente y antes a sus discípulos, ha estado predicando y en ese ínterin se entera que Juan el Bautista ha muerto, Juan es otro predicador que también se dirigía a la gente invitándolos a la conversión y que denunciaba las injusticias y escándalos de su tiempo, como por ejemplo decirle a Herodes que no estaba bien que haya tomado por mujer a la esposa de su hermano, por lo que Herodes mando tomarlo preso y ahora le ha dado muerte, es decir las cosas no están bien para los predicadores y es por eso que es mejor tomar distancia y esperar que pase el alboroto que puede haber causado la muerte de Juan el Bautista.
Pero la gente a la que el señor ha estado enseñando y a la que le ha señalado que hay que ir sacando de lo nuevo y de lo antiguo al enterarse que se ha marchado lo sigue porque desea que les siga enseñando, ya que enseña con autoridad no como los escribas o fariseos. Este les habla en parábolas que hacen referencia a su diario vivir y por lo tanto fácil de comprender y recordar para poder vivir.
Cuando el Señor Jesús llego al lugar tranquilo y apartado ya la gente lo está esperando lo que conmueve al señor y sintiendo lastima por ellos les curo los enfermos que tenían y al hacerlo la gente recordaría lo que había anunciado Dios por medio del Profeta que obraría prodigios en su nombre para hacer notar que el reino de Dios está cerca, y así empiezan a sacar lo antiguo para usarlo junto con lo nuevo de su enseñanza.
Al estar en lugar aparatado donde no hay donde comprar comida surge una preocupación en el grupo de los discípulos sobre cómo se van a alimentar y esta preocupación se la hacen conocer al Señor Jesús para que tome una decisión y resuelva el caso y así la gente no se quede con hambre, incluso le sugieren una salida a la situación “…despide a la gente para que vayan a las aldeas y compren de comer” y ante esta sugerencia el Señor Jesús les hace otra sugerencia a sus discípulos “no hace falta que vayan, denles ustedes de comer” ante esta sugerencia los discípulos responden que solo tienen “cinco panes y dos peces” como quien dice con esto no hacemos nada ya que la multitud es grande.
Que puede hacer “esta semillita de mostaza, tan pequeñita para tanta necesidad”, sembrador ha llegado el momento que realices tu tarea, tu siémbrala nomas que veras que cuando crezca hasta los pajaritos harán su nido en ella.
El señor les pide a sus discípulos que le entreguen los panes y los peces, es decir que se queden sin nada, que se queden en la misma situación que la gente, de que ellos están preocupados para que no pasen hambre.
Los discípulos obedecieron y entregaron lo que tenían para ellos y se pusieron a darle la voz a la gente que el Señor pedía que se recostaran en la hierba, así todos podrían apreciar lo que el señor iba a realizar y entonces Él alzando la mirada al cielo teniendo en las manos los panes y los peces, pronuncio la bendición y partió los panes y se los dio a los discípulos quienes en vez de comerse los pedazos de pan que recibieron los empezaron a entregar a la gente…y la gente de lo que tenía de fiambre, porque no se sale al campo sin fiambre sabiendo que va a estar fuera todo el día o más, sacaron lo suyo he hicieron lo mismo que acababan de ver, ya empezaron a sacar lo nuevo junto con lo viejo, y repartieron a los que estaban en sus grupos y “comieron todos hasta quedar satisfechos” y eso que eran “unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños” aún, así “recogieron doce cestos llenos de sobra”.
Cuando se va sacando lo nuevo y lo antiguo las consecuencias son grandiosas y se manifiesta el amor de Dios que cuida de las viudas y los huérfanos como también del forastero en las obras que vamos realizando.
Pongamos en Práctica también nosotros lo que hemos escuchado que hizo el Señor, los discípulos y la gente en el relato del evangelio de este domingo…