Celebra la Iglesia la fiesta de la EPIFANÍA DEL SEÑOR, es decir que la Iglesia quiere resaltar con la celebración de esta fiesta como el niño nacido en Belén no solamente en MANIFESTADO al Pueblo de Dios en la persona de los pastores que en aquella noche santa cuidaban por turnos su rebaño en las montañas, donde se les apareció el ángel del Señor para anunciarles una gran noticia, motivo de alegría para los pueblos y gloria de su pueblo Israel “en la ciudad de David les ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor… y como señal para reconocerlo “encontraran a un niño envuelto en pañales y puesto en un pesebre”. Y los pastores que fueron a Belén y al encontrar al niño tal y como se los había dicho el ángel del Señor, contaron a todos los presentes lo que habían visto en la montaña y lo que les había dicho el ángel sobre el niño recién nacido.
Esta segunda EPIFANÍA DEL SEÑOR se da ya no por el ángel del Señor, sino que, esta vez se da por medio de unos magos que guiados por una estrella que vieron aparecer en oriente vienen a buscar a un niño recién nacido y a quien ellos identifican “como el Rey de los judíos que ha nacido”
Si recordamos que la institución del rey entre los judíos es para que gobierne al Pueblo en nombre de Dios y lo guie para que viva en su presencia haciendo lo que Dios les mande, pero que por lo visto en tiempo del rey Herodes esta misión se ha olvidado, especialmente se deja entrever que no se espera que Dios cumpla su promesa manifestada por los profetas que iba a enviar a un SALVADOR.
Con la pregunta de los magos “el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén” un sobresalto que lleva a Herodes consultar a los entendidos sobre el “lugar donde había que nacer del Cristo”. A lo que los entendidos manifestaron de debía ser “en Belén de Judea” y la razón para dar esta respuesta es que recuerdan lo dicho por el profeta “Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.”
Resulta que ahora el Señor se vale de unos extranjeros para manifestar a su hijo en medio de su pueblo, a quien ha enviado para salvar a todos. Y aunque ha despertado el interés la presencia de este niño recién nacido, este interés de HERODES por el niño está basado en que lo experimenta como una amenaza para la prolongación de su reinado en la persona de sus descendientes y por eso, aunque exprese su deseo de querer ir a adorarlo en realidad quiere saber dónde está para exterminarlo.
Cuando los magos recibieron la información sobre el lugar donde debía nacer el niño, se pusieron en camino, hasta llegar al lugar donde se encuentra el niño, esta vez guiados por la estrella que habían visto en oriente y que volvió a aparecer y cuando la vieron detenerse encima del lugar donde estaba el niño los magos se llenaron de alegría ante la presencia de aquel había sido motivo de que ellos se pusieran en camino y como para reafirmar con un gesto aquello que ya habían manifestado de palabra, se POSTRARON delante de el en señal de ADORACIÓN y no conformes con eso también le ofrecieron aquellos regalos que le habían traído: ORO, INCIENSO Y MIRRA.
Cumplida con la misión de MANIFESTAR la presencia del Salvador en medio de su pueblo los magos se vuelven por otro camino regresaron a su país.
Con esta segunda MANIFESTACIÓN en favor del pueblo judío sobre la presencia de Dios en medio de ellos se busca despertar que el pueblo vuelva a interesarse de Dios y recordar la Alianza hecha antiguamente por Dios con sus padres al salir de Egipto y tomar posesión de la tierra prometida “yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo… y a ningún otro dios adorarán…” también para nosotros que ahora celebramos esta fiesta quiere ser un recordatorio sobre a quién debemos adorar y quién es el que ha nacido en Belén y la razón de su presencia en medio de nosotros: SALVARNOS.