AMOR DE FAMILIA
El Hijo de Dios quiso tener una familia, esto dice mucho de la importancia de este núcleo de relaciones humanas, que determina en mucho el proceso de desarrollo humano de las personas. Aunque haya voces que pretenden acallar el rol de la familia, esta fiesta en la Iglesia la reivindica por siempre.
La literatura sapiencial siempre tiene consejos para el fortalecimiento de los lazos familiares. Sin duda, es considerada un pilar fundamental para la humanidad. Para el sabio la autoridad del padre y la madre es unánime por el hecho de que no se concibe a uno de ellos que no acepte esta misión con responsabilidad. Es a partir de esa premisa cómo el autor intenta resaltar la obediencia que deben los hijos a sus padres. Dentro de este orden establecido, cumpliendo estrictamente los determinados roles familiares, la bendición de Dios es evidente. ¿Cómo se no será escuchada la oración del hijo fiel y obediente? ¿Cómo Dios no le otorgará larga vida al que respeta a su padre? ¿Cómo Dios no perdonará los pecados de los hijos si estos atendieron a sus padres en sus momentos de debilidad? Son constataciones del sabio en la vida ordinaria. Puede que haya excepciones, pero el sabio insiste en un equilibrio oportuno entre autoridad y obediencia dentro de la familia, así como temor de Dios y honra. El contexto de las cartas deuteropaulinas, aquellas que fueron escritas por discípulos de Pablo después de su muerte atribuyéndole la autoría del apóstol, manifiestan la preocupación de la vida comunitaria, no solo como necesidad de regular sus relaciones familiares y sociales internamente – de ahí la insistencia en el amor como vínculo perfecto -, sino que empiezan a dar testimonio ante un mundo grecorromano que despierta interés en el movimiento religioso cristiano. Ahora bien, estas comunidades de segunda generación de cristianos asumen el modelo patriarcal de relaciones familiares que debe regir también en la comunidad cristiana, pero subrayando no solo las obligaciones de quienes están subordinados (esposas, hijos, esclavos) sino las responsabilidades de los superiores (esposos, padres, amos), teniendo como modelo el amor de Cristo a su Iglesia. El relato de la huida a Egipto tiene como finalidad evocar el auxilio divino en favor de sus elegidos. Dios sacó a su pueblo de Egipto liberándolo de la muerte promulgada por el faraón. Dios saca a su Hijo de Belén para librarlo del soberbio designio de un nuevo faraón: Herodes. Pero en todo esto, el justo José, se dispone a cumplir la voluntad de Dios y proteger a María con el niño. Se convierten en una familia migrante, perseguida, marcada de antemano por la muerte. Pero, aquella familia se sostiene por el amor, la confianza en Dios y la promesa de la verdadera vida que trae en su ser aquel niño, inocente y sereno. Agradece hoy a Dios por tu familia, por la unidad de tu familia, por el amor de tu familia, por la fortaleza de tu familia.