LECTIO DIVINA – DOMINGO 28º TO –Ciclo C
LEVÁNTATE, VETE… TU FE TE HA SALVADO…
LA PALABRA HOY: 2 Reyes 5, 14-17; Salmo 97; 2 Timoteo 2, 8-13; Lucas 17, 11-19
Ambientación: Un crucifijo, alrededor varias vendas desenrolladas y la frase: “Tu fe te ha salvado”.
Cantos sugeridos: Renuévame, Vaso nuevo, Hoy Señor te damos gracias
AMBIENTACIÓN:
La fe en Dios es el hilo conductor de las lecturas de este domingo. La fe, junto con el amor, es la fuerza que hace posible el anuncio de la Buena Noticia y el fundamento del servicio cristiano. Que la lectura creyente de la Palabra nos estimule a crecer hacia una vida de fe cada día más auténtica.
Oración inicial
Señor, mientras sigues caminando
y atravesando nuestras tierras,
hoy te has detenido
y has entrado en mi aldea,
en mi casa, en mi vida.
No has tenido miedo,
no has desdeñado la profunda enfermedad de mi pecado,
más aún, Tú me has amado.
Me detengo a distancia, oh Maestro,
junto con mis hermanos y hermanas,
que andan conmigo por este mundo. Levanto mi voz y te llamo;
te muestro la herida de mi alma.
Te ruego, sáname con el ungüento de tu Palabra,
nada más puede sanarme,
solamente Tú que eres el Amor…
AMÉN
LECTIO ¿Qué dice el texto? Lc 17,11-19
Motivación: Hoy el evangelio nos invita a identificarnos con un modelo de fe que ve a Dios en la misericordia de su Hijo, que agradece la compasión que Jesús tiene con quien le suplica y que salva a quien compromete su vida entera en el seguimiento. Escuchemos:
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se detuvieron a cierta distancia y a gritos le decían:
– Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.
Al verlos les dijo:
– Vayan y preséntense a los sacerdotes.
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias.
Éste era u n samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
– ¿No han quedado limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?
Y le dijo: – Levántate y vete, tu fe te ha salvado.
Preguntas para la lectura
- 11-13: Diez leprosos salen al encuentro de Jesús y le suplican a gritos. ¿Qué título utilizan para dirigirse a él? ¿Qué le piden? ¿Cómo se realiza la curación?
- 14: La curación esperada no se da en el instante, sino mientras van de camino. ¿Cómo reaccionan los leprosos curados?
- 15-19: uno de los curados regresa donde Jesús. ¿Por qué regresa aquel hombre? ¿Qué actitudes se destacan en él?
- ¿Qué implica que el único que haya venido a agradecer sea un extranjero de Samaria?
- ¿Qué le dice Jesús al samaritano curado al final del relato?
MEDITATIO ¿Qué ME dice el texto?
Motivación: Muchos seguían a Jesús admirados por sus palabras y prodigios. Sólo unos pocos, como el samaritano curado, reconocen en Jesús la misericordia de Dios y, desde una fe agradecida, inician una relación nueva con el Maestro. Revisemos nuestro seguimiento de Jesús a la luz de su Palabra.
- ¿Cuáles podrían ser consideradas hoy las “lepras” de la humanidad? ¿En qué medida puedo yo ser hoy un “leproso”? ¿Tengo el valor de poner al descubierto mi mal, mi pecado, que son mi verdadera enfermedad?
- Se postró a los pies de Jesús dándole gracias. ¿Cómo está presente la gratitud en nuestra oración?
- Al verse curado volvió alabando a Dios. ¿Qué actuaciones de Jesús en nuestra vida nos mueven a darle gracias?
- ¿Somos personas agradecidas o pensamos más bien que nos lo deben todo? ¿A qué personas concretas y por qué motivos debería darle gracias en el día de hoy?
- Levántate, vete; tu fe te ha salvado. ¿Cuál es el mensaje de esperanza que encontramos en el evangelio de hoy?
ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Seguros de la gran misericordia que Dios tiene con nosotros, proclamamos su grandeza y elevamos nuestra oración agradecida.
- Luego de un tiempo de oración personal, compartimos nuestra oración. Se puede recitar el salmo 97.
CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Creer es confiar. San Vicente exhorta a confiar en la misericordia de Dios:
“Dios, por su parte, no busca nada mejor; pidámoselo, pero con toda confianza, y estemos seguros de que acabará concediéndonoslo, por su propia misericordia. El no se niega nunca, cuando rezamos con humildad y confianza…
¡Oh Salvador!, no tenemos más que abrir la boca para que tú descubras nuestras necesidades; tú oyes el suspiro más tierno, el movimiento más pequeño de nuestra alma, y con un dulce y amoroso impulso obtenemos de ti incomparablemente más gracias y bendiciones que con esas extremas violencias. ¡Oh Salvador!, tú sabes lo que quiere decir mi corazón; me dirijo a ti,. fuente de misericordia; tú ves mis deseos y cómo no tienden más que a ti, no aspiran más que a ti y no quieren otra cosa más que a ti… (XI,137)
- Durante la semana, orar agradecidamente a Dios, reconociendo su bondad en nuestra vida. Cultivar las actitudes de humildad y obediencia al plan de Dios.
Oración final
Señor, desde la soledad y el aislamiento he venido hacia ti, con todo el peso y la vergüenza de mi pecado, de mi enfermedad. He gritado, he confesado, he pedido tu misericordia, a ti que eres el amor. Tú me has escuchado antes de que pudiera yo terminar mi pobre oración; aunque de lejos tú me has conocido y me has acogido. Tú sabes todo de mí, pero no te escandalizas, no desprecias, no alejas. Me has dicho que no tenía que temer, que no me escondiera. Lo único necesario ha sido confiar en ti, abrir una hendidura en el corazón y tu salvación me ha alcanzado. Entonces, Señor, no he podido hacer otra cosa que volverme hacia ti, para decirte por lo menos gracias, para llorar de gozo.
Señor, gracias a ti ¡he dejado de ser un leproso! He echado mis vestiduras rotas y me he puesto el traje de fiesta. He roto el aislamiento de la vergüenza, de la dureza y he empezado a salir de mí, dejándome a las espaldas mi cárcel. Me he levantado, he resucitado. Hoy, contigo, he empezado de nuevo a vivir.