En el evangelio de este domingo el evangelista nos presenta a dos grupos de personas que frente al Señor Jesús optan por diferentes actitudes, unos se acercan al Señor para ESCUCHARLO y el otro grupo para criticarlo porque RECIBE Y COME con los del primer grupo
Ante esta situación de aceptación y rechazo el señor Jesús les cuenta tres historias seguidas, tres parábolas que hablan de BÚSQUEDA Y ESPERA Y DESEO DE COMPARTIR LA ALEGRÍA CON LOS DEMÁS.
La BÚSQUEDA que se realiza en el campo abierto de la oveja perdida, o la BUSQUEDA de la moneda que se hace dentro de la casa, los buscadores un hombre, una mujer que al conseguir su objetivo buscan compartir su alegría con los demás. Y explica que lo buscado y encontrado es un pecador que vuelve y se arrepiente.
En el evangelio del domingo pasado la enseñanza estaba en los mandamientos sobre los que se fundamenta la Ley y los profetas “amar a Dios sobre todas las cosas (primer párrafo), al prójimo (el segundo párrafo), como a uno mismo” condición para ser discípulos del Señor.
Es una BÚSQUEDA que supone mucho amor, capaz de animar la búsqueda y el encuentro que provoca alegría que luego se quiere compartir con los demás, la fuerza del amor que nos protege del cansancio.
Solo el que es capaz de amar como nos ama Dios se atreve a asumir todo el trabajo de la búsqueda sin fijarse en el cansancio, solo el que ha comprendido y experimentado el optimismo de Dios por el hombre, por todos los hombres, es capaz de comprender porque es tan importante recuperar lo perdido y se da el trabajo de hacerlo.
La tercera historia más bien nos habla de ESPERA, un Padre que espera a su hijo que se marchó de mala manera, pero que su amor de padre lo lleva a amarlo siempre y por eso atisba el horizonte en el camino para ver llegar de vuelta al hijo que se fue, un hijo que es capaz de recapacitar y regresar. La alegría de recuperar al hijo que se marchó lleva al padre a organizar una fiesta que ayude a compartir la alegría que él siente con todos los demás. Es tan grande la alegría que no mide gastos para la fiesta.
Pero en esta tercera historia hay alguien que se niega a participar de la alegría del padre, aunque siempre ha estado a su lado y le ha obedecido en todo, pero por alguna razón está incapacitado para alegrarse con su padre, será que nunca experimento el amor del padre porque el estableció una relación de autoridad pero no de amor.
Tal vez aquí convendría revisar como es nuestra relación con Dios, ¿es una relación de autoridad o es una relación de amor?
En esta relación de amor se resuelve la dificultad que plantea la figura del hermano mayor “Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. Había que hacer fiesta porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, se había perdido y ha sido encontrado.
Aquí se revela una calidad del amor que debemos cultivar y es un amor misericordioso a ejemplo del amor del padre que es para todos en especial amor por el que falta sea que se perdió o se ausento, la razón no interesa ya que el amor mueve a buscar y recuperar lo perdido.