JESÚS ES MI RIQUEZA
1. Hoy “el mundo ofrece muchas cosas para ser feliz”: tener más, para ser más; ganar éxito, fama, la excelencia…quizás a costa de poco esfuerzo. Con tanta tecnología en todos los niveles, ya puede hacernos perder el rumbo de nuestra vida misma. Mientras más tengo soy más feliz, es la política en muchos lugares.
2. Advierte el libro de Eclesiastés de la vida superficial que muchos puedan vivir: “todo es vanidad” (1,2; 2,21-23). Cuanto vacío puede estar el corazón, porque pongo alma, vida y corazón a aquello que es pasajero?, o porque mi esperanza en aquello que me “da Felicidad” de forma pasajera? Estoy en ese grupo?
3. Para esto Jesús advierte de la necesidad de “guardarse de toda codicia” (Lucas 12,13-21). Una vez en un velorio de una Señora de 102 años, un bisnieto dijo al pie del cajón y con lágrimas en los ojos: “tíos, tíos les pido por favor en nombre de la bisabuela que no se peleen por las herencias”.
4. Claro es la recomendación, a manera de motivación, que se convierte en una exigencia: “busquen los bienes de allá arriba” (Colosenses 3,1-5.9-11).
5. Si busco las cosas “de arriba”, es porque debo poner mi esperanza en Jesús. Eso va implicar, como dice el mismo Apóstol, que despoje del “hombre viejo con sus obras”.
6. Los bienes materiales no son malos, y cobran un nuevo sentido cuando estos son adquiridos con esfuerzo, y de manera transparente.
7. Definitivamente nuestro reto será considerar a Jesús como mi única riqueza, que nadie me la puede o deba arrebatar.
8. San Pablo dirá: “para mí, la vida es Cristo” (Filipenses 1,21).
Con mi bendición: P. Julio